Campañas de altura

La gente normalmente confunde lo que lee en los medios 

con las noticias.

A. J. Liebling

Por Óscar Cuevas

Las próximas elecciones 2018 serán las más complejas de la historia y tendrán el presupuesto más alto hasta ahora. Además de tener como ingrediente adicional a las candidaturas independientes y a las coaliciones y alianzas como las nuevas maneras de llegar al poder. ¿Están preparados los medios masivos para este importante reto? 

Desde siempre, los medios masivos de información se han caracterizado por la manera en cómo tratan los acontecimientos. En países como Francia o Estados Unidos, los periódicos, las estaciones de radio y las televisoras; aceptan abiertamente a qué candidato están apoyando y critican ferozmente la plataforma política del adversario.

En México, ninguno de los anteriores mencionados se atreven a decantarse abiertamente por un partido político o por un candidato. Dentro del estudio de los medios de comunicación y su relación con la política, se ha llegado a la conclusión de que los medios no son capaces de decirles a las audiencias qué pensar, pero sí sobre qué pensar.

En este sentido, en una sociedad como la mexicana, resulta fundamental que los medios le digan a sus audiencias quiénes son sus gallos rumbo a la siguiente elección. Es un ejercicio de transparencia y comunicación abierta. Para nadie es secreto que el duopolio siempre ha apoyado a los candidatos oficiales; mientras que el Universal ha sido siempre panista, asi como La Jornada ha dedicado varias primeras planas a los candidatos de la izquierda.

Desde mi perspectiva, dicha pluralidad mediática abonaría a la discusión. Es cierto que en México el diario que más se lee es el Gráfico, seguido del Metro; pero esa es otra historia que tiene qué ver con los patrones culturales y arquetipos societales que nos hemos encargado de validar durante décadas. También lo es que Televisa va a la baja y que ahora existen más proveedores de servicios televisivos.

Un ingrediente adicional serían las redes sociales y sus múltiples emisores. Precisamente este es el reto al que se enfrentan los «medios de información profesionales»: en una sociedad hiperreal en donde la metáfora se ha convertido en realidad y el tiempo se recorta hasta desaparecer, ¿cómo harán los medios para cubrir a todos los candidatos sin faltar a la equidad de la contienda? ¿podrán tener los reporteros una ávida capacidad de síntesis ante el huracán incesante de información que se avecina?

Y principalmente, ¿lograrán comunicar? Hace un rato ya que las notas periodísticas se han convertido en la repetición constante de la misma técnica y respuestas. Las coberturas al minuto son una simulación de la noticia, en donde lo cotidiano se vuelve acontecimiento y noticioso por el simple hecho de ocurrir en una arena determinada. Que Peña nieto haga chistes estúpidos a costa de una marca de refresco es nota por el emisor y el lugar en donde se encuentra éste, no porque el hecho sea trascendental para la sociedad que lo escucha.

Las elecciones más complejas de la historia deben contar con dos elementos fundamentales: la equidad en la cobertura y exposición de las distintas opiniones sobre cómo resolver los problemas públicos; y la evaluación de una ciudadanía exigente, capaz y deliberativa.

¿Estarán a la altura los medios masivos de información? ¿Será la caída de Televisa la evidencia más clara de un nuevo modelo comunicativo? ¿Podrán las redes sociales evidenciar las corruptelas de los candidatos? ¿Habremos avanzado en nuestra cultura política hasta llegar a una verdadera democracia de vigilancia e implicación?

Las respuestas las sabremos en unos meses pero lo que es indudable es que el momento de transformar el sistema político mexicano es ahora.

@CuevasO33

 

 

 

 

 

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