«La política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que sí le importa».
Marco Aurelio Almazán
Por Óscar Cuevas
Las elecciones federales que tendrán lugar en 2018 serán marcadas por dos fenómenos fundamentales: el primero es que nunca antes los partidos políticos, en general, habían llegado con números tan bajos en materia de confianza y legitimidad; el segundo es la atomización del voto, derivada de, por lo menos, dos factores: las candidaturas independientes y el crecimiento del número de partidos políticos.
Otro de los factores importantes que debemos tomar en cuenta, es que en la mayor parte de las cámaras, tanto a nivel federal como local, los partidos políticos deben de cabildear y negociar para alcanzar insertar sus agendas legislativas en las discusiones de los recintos, y sobre todo, lograr que sus iniciativas de ley se transformen en modificaciones al cuerpo legislativo actual.
Uno de los argumentos que los partidos políticos pueden esgrimir es su músculo político, es decir, quiénes y cuántos están dispuestos a seguir a determinado partido o diputado o senador. Se cree erróneamente que los militantes, también llamados afiliados, demuestran de manera vehemente dicho músculo político, que se transforma en capacidad de negociación.
Este argumento no toma en cuenta el más importante sentido del padrón de afiliados de cualquier partido político: su relación e identificación con el electorado. De aquí se desprende, como lo marcan las leyes correspondientes en la materia, que ningún partido político puede mantener su registro si no tiene, por lo menos el 0.26% del padrón electoral utilizado en la elección electoral anterior.
En la actualidad, todos los partidos políticos cumplieron con este requisito, sin embargo, haciendo un análisis ligeramente más profundo podemos ver varias falacias en los números aprobados por el INE. La primera de ellas que salta a la vista es que el PRI sea el partido que mayor número de afiliados posee y, al mismo tiempo, es el partido que más rechazan los mexicanos.
¿Cómo se explica entonces que, a pesar del repudio que tienen los mexicanos hacia el Revolucionario Institucional, este sea el que más afiliados tiene? Fácil: con la compra y venta de los padrones registrados por otros partidos en las elecciones pasadas, o con el intercambio de datos del padrón electoral que poseen ciertas organizaciones a cambio de obtener favores en el futuro cercano. Naturalmente, lo anterior es solamente una hipótesis, que, en un país tan corrupto como es nuestro México, no es descabellada.
Otra falacia que se muestra en los números, es el crecimiento de la participación ciudadana dentro de los partidos políticos, pues el porcentaje de ciudadanos y ciudadanas que se encuentran dentro del padrón de afiliados de todos los partidos políticos nacionales, no llega siquiera al 40%.
La tercera, es que las mujeres no quieren participar en la vida política, puesto que en casi todos los partidos políticos, con la excepción de Morena, quienes son mayoría en el padrón de afiliados son precisamente las ciudadanas. Dato curioso si se cruza con el número de posiciones que han alcanzado las mismas en los puestos de representación.
Tal vez, lo que más llama la atención es el papel que tienen los militantes dentro de los partidos políticos, pues forman parte de la simulación democrática al interior de los mismos. La participación activa de los militantes no se estimula dentro de los partidos políticos, al grado de no contar con mecanismos para que aquéllos pasen de ser porristas a posibles candidatos partidistas.
Han sido innumerables las ocasiones en las que se opta por los chapulines en lugar de voltear la cara hacia la militancia para colocar a sus candidatos y candidatas. Ante estos vicios, varios militantes han optado por abandonar las filas de sus partidos políticos, como le sucedió recientemente al PAN y hace un par de años al PRD. Inclusive, hay ciudadanos que ni siquiera saben que se encuentran afiliados a los partidos.
Recordemos que la causal de invalidez más recurrente en la más reciente pesquisa del INE fue que la misma persona se encontraba en dos o más padrones. Esto evidencia que la corrupción y la vendimia de datos personales siguen siendo dos mecanismos insertos en la manera en cómo se hacen y mantienen partidos con nula representación ciudadana.
El padrón de afiliados de cualquier partido debería servir como un elemento legitimador de la aceptación que tiene, tanto la ideología del partido como de la plataforma electoral, dentro del imaginario electoral. Sin embargo, al momento, no existe una relación entre el número de afiliados o militantes y el número de votos que se consiguen en las elecciones.
Y los militantes deberían ser los principales voceros dentro de los partidos políticos para posicionar las necesidades de las colectividades en las diversas localidades que dan forma a la República Mexicana; mientras esto no suceda los padrones de afiliados de los partidos políticos son una evidencia más de la simulación en la democracia mexicana; un síntoma de un régimen que prefiere vivir dentro de la mentira, como lo dijera Havel, en The power of the powerless.
@CuevasO33