«La denuncia sirve para reforzar la conciencia común, divulgando con estruendo aquello que contribuye a destruirla.» Pierre Rosanvallon.
Por Óscar Cuevas
Los partidos políticos sufren un distanciamiento y una crisis de legitimidad ante la ciudadanía. Ante ello, aparece la figura de los candidatos independientes, ¿son realmente la solución a la crisis partidista?
El Instituto Nacional Electoral señala en su propaganda que las personas que habitamos la Ciudad de México vivimos en tiempos históricos y que es nuestra responsabilidad participar de las decisiones del gobierno. Sin embargo, lo que el INE no menciona en sus mal logrados anuncios publicitarios es que los ciudadanos de la Ciudad de México, como los ciudadanos mexicanos en general, hemos sido dejados de lado para la toma de decisiones que afectan directamente nuestro actuar cotidiano.
Un ejemplo clarísimo lo tenemos en el famoso listado dentro del cual tendremos que elegir a nuestros representantes. Este sistema atenta contra la representatividad; pues dichas listas no son el resultado de una elección de los ciudadanos a priori, sino una elección a posteriori realizada una vez que los partidos políticos han decidido, en el mayor de los casos resultado de compadrazgos y clientelismos, qué nombres colocar dentro de sus listados.
El problema no es que los ciudadanos no participen, sino que dicha participación se da en lugares ajenos al sistema de partidos. Mientras crecen gradualmente el número de Organizaciones Civiles y No Gubernamentales, que se enfocan en un determinado grupo social; la representatividad de los partidos políticos va en caída libre.
En una encuesta realizada por Parametría en Julio de 2012, donde se evaluaba el grado de confianza que los mexicanos tenían en las instituciones; los partidos políticos quedaron en el último lugar, con apenas un 32%. Otro de los estudios, realizado por la misma casa encuestadora, ya en Julio de 2014; reveló que un 42% de las personas consultadas piensa que la democracia puede funcionar sin partidos políticos.
Ambos datos son indicadores que la clase política no ha tomado en cuenta, cosa que ya le ha costado perder puestos de representación popular a manos de candidatos sin representación partidista concreta. Y me parece, indican que la ciudadanía mexicana en general está comenzando a vivir una transformación en su relación con lo político y las políticas.
En lo que se refiere a lo político, los ciudadanos mexicanos han comenzado a tomar las riendas de los destinos en sus vecindarios. La creación de grupos y asociaciones civiles así lo demuestran. Esto ha provocado que cada vez más sectores ajenos a la hechura de los programas públicos asomen la cabeza, preguntándose cómo pueden llevar a buen puerto proyectos que buscan transformar, parafraseando a Marx, sus “condiciones materiales de existencia”.
Si bien es cierto que la participación ciudadana va en aumento en México, también lo es que los partidos políticos han sido incapaces para representar a sus ciudadanos, sobre todo, al momento de transformar sus necesidades específicas en políticas públicas que logren una transformación en sus comunidades. Algunos delegados han preferido dirigir sus esfuerzos a la utilización de las tecnologías digitales para quemar a sus vecinos, o transmitir “en vivo” sus aburridísimas juntas de trabajo.
Las próximas elecciones, tanto en la CDMX, como en el resto del país, son fundamentales para esta institución política en crisis. Tanto los nuevos partidos, como los viejos, tienen un déficit de credibilidad, que lejos de disminuir, se ha incrementado gracias a los escándalos de corrupción, incapacidad gubernamental y torpeza en la generación de políticas públicas eficaces.
Y los ciudadanos tenemos el reto de consolidar nuestra participación dentro del sistema de partidos. La transformación viene desde dentro, y tal pareciera que los candidatos independientes son los indicados para comenzar a transformar el concepto de gobernanza para condenar a los viejos partidos políticos al olvido.
@CuevasO33