Debates presidenciales 2018. Intercambio de ideas hacia la construcción de México

Juan Pablo Aguirre Quezada

“Sucede a veces que se discute porque no se llega a comprender lo que pretende demostrar nuestro interlocutor”. León Tolstoi

Lorenzo Córdova ha llamado en varias ocasiones a cambiar el formato que tienen los debates en México. Sin duda, es indispensable incluir en ellos a la ciudadanía. El intercambio de opiniones resulta fundamental en una democracia.

Debatir proviene del latín debattuĕre que significa: ‘batir, sacudir’, ‘batirse’. De acuerdo con la Real Academia Española, debatir significa “Dicho de dos o más personas: Discutir un tema con opiniones diferentes”. Por tanto, este ejercicio será realizado por los candidatos presidenciales en México, de cara a las elecciones de 2018.

De acuerdo con el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) serán tres debates los que llevará a cabo la Comisión Temporal de Debates, a fin de que los candidatos puedan exponer sus ideas a la ciudadanía. En esta ocasión estos eventos estarán representados en todo el tiempo de las campañas electorales y en tres ciudades del norte, centro y sur. En ese sentido, los debates serán en la Ciudad de México el domingo 22 de abril; en Tijuana el domingo 20 de mayo, y en Mérida el martes 12 de junio.

Los debates presidenciales son un ejercicio relativamente reciente en la democracia mexicana, con el antecedente del duelo entre Cuauhtémoc Cárdenas, Diego Fernández de Cevallos y Ernesto Zedillo en 1994. Este parteaguas permitió generalizar el ejercicio en elecciones locales y en las presidenciales subsecuentes.

Así pues, en 2000 participaron en el debate presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, Vicente Fox y Francisco Labastida; lo que generó una protesta de candidatos de otros partidos no incluidos, y con ello la posibilidad de un segundo debate, en el que participaron Manuel Camacho Solís, Porfirio Muñoz Ledo y Gilberto Rincón Gallardo, quién inmortalizó su participación con la frase “somos más que dos”, y el reconocimiento a la diversidad social.

En la edición de 2006 también se realizó un par de debates; en el primero destacó la ausencia del candidato de la coalición PRD+PT+Convergencia Andrés Manuel López Obrador, al dejar su silla vacía en el evento. En este ejercicio estuvieron presentes Felipe Calderón Hinojosa del PAN, Roberto Campa del PANAL, Roberto Madrazo Pintado del PRI+PVEM y Patricia Mercado del partido Alternativa.

En 2012 también se realizaron dos debates, en los cuales participaron Andrés Manuel López Obrador (PRD+PT+MC), Enrique Peña Nieto (PRI+PVEM), Gabriel Quadri (PANAL) y Josefina Vázquez Mota (PAN).

Si bien en 2018 la innovación es un mayor número de debates en menor tiempo de la campaña, así como una regionalización incluyente, es necesario fortalecer esta cultura a fin de que los candidatos puedan exponer sus ideas y los ciudadanos comparar alternativas. No obstante, diferentes limitaciones como los tiempos electorales complican esta posibilidad.

Recientemente, el Instituto Nacional Electoral (INE) señaló que no habrá debates en el periodo de intercampañas, por lo que en mes y medio se celebrarán los tres ejercicios para la elección de 2018, por lo que serán decisivos para candidatos y propuestas aprovechar al máximo la exposición en medios y comparar sus ideas frente a los oponentes, aunque con el riesgo de participar con descalificaciones y falsas acusaciones, lo que en esencia afecta al desarrollo de las campañas.

Además del evento como tal los comentarios previos al debate, y en especial, las reacciones y notas divulgadas por la prensa al final (posdebate) pueden tener resultados en la opinión pública y definir los resultados de una elección, por lo que el manejo de ideas e imagen son indispensables para sumar adeptos.

En otros países estos ejercicios tienen más antigüedad, generando clásicos en las democracias como el encuentro sostenido por John F. Kennedy contra Richard Nixon en los Estados Unidos en 1960; o el protagonizado por José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy en 2008, los cuales fueron memorables por el contraste de ideas.

El debate se ha convertido en un elemento clave en la apertura democrática y la cultura cívica. Los ciudadanos están al pendiente de su desarrollo y quienes están indecisos utilizan esta información para emitir su voto.

 

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