Por Juan Pablo Aguirre Quezada
“Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser grande o democracia”. Theodore Roosevetl.
La cuenta regresiva para los comicios de 2018 ha empezado para los ciudadanos mexicanos. En menos de un año tendrán un llamado a las urnas para elegir al nuevo titular a la Presidencia de la República; así como la renovación del Poder Legislativo, con un total de 500 diputados (300 de mayoría y 200 de representación proporcional), 128 Senadores (dos de mayoría y uno de primera minoría por cada entidad federativa, además de 32 por lista nacional). En tanto, Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán erigirán a su Gobernador, es decir, nueve entidades.
Las elecciones concurrentes serán tan importantes que además de elegir representantes federales, los electores en 30 de los 32 estados estarán eligiendo autoridades locales como diputados, alcaldes, síndicos, regidores, entre otros.
Ante el gran desafío que involucra tanto para partidos políticos, candidatos independientes, ciudadanos y autoridades electorales las elecciones de 2018, es conveniente revisar la situación actual de las representaciones, muchas de las cuales estarán en juego en los comicios del próximo año.
Parte de esa diversidad electoral se aprecia en las fuerzas políticas que gobiernan en las entidades federativas, en las cuales las alianzas son encabezadas por fuerzas mayoritarias como el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) o el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Otras fuerzas como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) gobierna en Chiapas, mientras que en Nuevo León es un titular emanado de una candidatura independiente. Cabe destacar que el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) actualmente no forma parte del gobierno de una entidad federativa.
El PRI con sus aliados gobiernan en Sonora, Sinaloa, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Colima, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Tlaxcala, Campeche y Veracruz, además de esperar los resultados finales en Coahuila y Estado de México; lo que daría un total de 14 estados.
El PAN es gobierno en 12 entidades, la gran parte de ellas con coaliciones con otras fuerzas políticas, las cuales son Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Nayarit, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Puebla, Veracruz y Quintana Roo.
Por su parte, el PRD gobierna en coaliciones con Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo en la Ciudad de México, Morelos y Tabasco; además de Michoacán con el apoyo adicional del Partido Encuentro Social (PES).
Salvo los estados de Tamaulipas, Querétaro, Baja California Sur, Aguascalientes (todos gobernados por el PAN) y Nuevo León (independiente) el resto de las 26 entidades federativas tienen por lo menos dos partidos en coalición que lograron vencer en la elección previa a gobernador, muestra de la complejidad cada vez más clara de lograr triunfos con una sola fuerza contendiente.
¿Por qué es tan importante contar con gobiernos en las entidades federativas previo a una elección presidencial? Debido a la cercanía de la población con sus autoridades locales es el municipio donde se puede tener un primer contacto entre funcionarios y sociedad. En el caso de las gubernaturas gran parte de los recursos presupuestados y programas operativos son responsabilidad de este orden de gobierno. Por tanto, están más a la vista de los ciudadanos, por lo que puede ejercer un voto de confianza o de castigo, lo que puede definir resultados electorales.
Otra respuesta es la gobernabilidad. Después de la alternancia democrática de las elecciones presidenciales del año 2000, los Presidentes emanados del PAN como Vicente Fox o Felipe Calderón se encontraron con una fuerte oposición desde lo local, por lo que las políticas públicas tenían dificultades al transitar entre los tres órdenes de gobierno. Está situación era completamente diferente en años anteriores, con un gran número de entidades afines al partido del Presidente. En este contexto, es altamente probable que quien gobierne de 2018 a 2024 en la Presidencia de la República, deberá buscar el diálogo frente a un gran número, o inclusive la mayoría de estados con gobiernos emanados de otros partidos o candidatos independientes.