El que persevera alcanza. AMLO lo ha demostrado. En su tercera intentona consiguió llegar al tan anhelado potro de los lamentos. Después de sus enloquecidas propuestas de campaña, ¿logrará colocarse del lado correcto de la historia? Te invitamos a dejar tus comentarios al final del texto.
Por Óscar Cuevas
En el aire post-electoral se respiran a un tiempo la esperanza y la frustración. Por un lado, hay quienes ven la virtual victoria de Andrés Manuel López Obrador como la cuarta transformación de México, como una recomposición del sistema de partidos, como el momento culmen de la lucha contra la corrupción. Por otro lado, hay quienes ven en el triunfo del «peje» una amenaza a su forma de vida, a su manera de comprender los negocios y la economía; y sobre todo, como una máscara más del sistema político mexicano.
Sin embargo, hay hechos que no se pueden negar. El futuro presidente de México y líder máximo de Morena aprendió de sus dos fracasos anteriores. En términos de comunicación política pasó de un arquetipo del revolucionario-salvador al del sabio-conciliador. Esto quedó demostrado con su actitud en los tres debates presidenciales: no se enfrascó ni acudió a su discurso provocador-inquisidordelaestructurapolítica.
Por más anzuelos que le tiraron durante la campaña, Andrés se mantuvo en su arquetipo conciliador. Apostó por la recordación y trazó un hilo conductor intercampañas: MafiaDelPoder-RepúblicaAmorosa-YaSabesQuién; que le permitió comenzar con una gran ventaja que no perdería en toda la campaña. Andrés transformó al adolescente iracundo adorador del Che Guevara en un sabio gurú todas las puede, y se la compraron.
Otra de las transformaciones que le dieron coherencia práctica a su discurso fue el adherir al proyecto a personajes tan disímiles como Tatiana Clouthier y Nestora Salgado. Morena estableció una política de alianzas formales e informales, institucionales y personales, para competir en todos los procesos electorales de 2018, incluido el de la presidencia. [1]Blindó todos los posibles resquicios, incluso su estructura electoral. Morena logró registrar 559,853 representantes de casilla, teniendo una cobertura del 91.1 % [2] solamente por debajo del PRI.
Gracias a sus dos derrotas anteriores, Andrés identificó las falencias de su proyecto político y en esta tercera intentona, cambió la metodología, los aliados y su discurso para alcanzar su ansiado potro de los lamentos. El reto del Presidente López será transformar su discurso de campaña en una narrativa de gobierno creíble. Si bien llega con un mayor grado de legitimidad debido a su aplastante victoria en las urnas [3] también arriba a su administración presidencial con un gran encono entre el electorado.
Obrador tendrá una oportunidad de oro: demostrar que un gobierno de centro-izquierda puede sentar las bases para una verdadera transformación del país. Veremos si como dijo en campaña cada dos años se someterá a la revocación de mandato [4] o si cae en la contradicción performativa, como sus antecesores. Veremos si su equipo de transición y su gabinete presidencial, plagado de nombres importantes y credenciales suficientes, son la piedra de toque para que en México finalmente tengamos políticas públicas coherentes, que respondan a las necesidades del país.
En seis años sabremos si AMLO, se coloca o no, del lado correcto de la historia.
@CuevasO33
Un comentario en “Una prejidencia de ijquierda: retos y amenazas”