Por Charles Gnomosky
Pareciera que, en nuestro querido México, en nuestro México Mágico todo puede pasar. Un año ya de la presente pandemia mundial por COVID-19, tres meses de este 2021 y las cosas no parecieran mejorar en muchos sentidos, tanto en lo político, económico y en el sector salud.
La vacunación, aunque sea lenta, continua en adultos mayores en diferentes partes de la República y dentro de varias alcaldías de esta ciudad. Pero pareciera que esta vacunación en vez de ser un escudo contra la enfermedad, fuera la cura total o parcial de todos los males que nos aquejan, las personas salen a las calles de forma cotidiana y muchas actividades económicas regresan paulatinamente a la normalidad, sea lo que signifique eso.
La política en México es un circo. En próximos meses tendremos elecciones, las más importantes del país, en donde se elegirán más 1,900 alcaldías y ayuntamientos, renovación de 30 congresos locales y 15 gubernaturas. Esto significa un cambio radical en el mapa político de este país, aun así, no vemos un camino claro de progreso.
Aunque estemos en semáforo amarillo en 21 estados de la república, 8 en naranja, incluyendo la Ciudad de México y área metropolitana y 3 estados en color verde (ninguno en color rojo/ marzo 2021), las actividades en la mayoría del país se perciben como si la contingencia sanitaria ya fuera cosa del pasado, calles y avenidas, plazas y lugares turísticos poco a poco retornan a sus actividades normales.
Falta largo camino que recorrer, una tercera ola de contagios puede existir después de Semana Santa, pero las actividades y la vida no pueden detenerse, algo que todos hemos aprendido.
Seguimos sin saber el camino, pero como lo cantara ya hacía más de 20 años la banda de rock y ska Los estrambóticos: “Camino a ninguna parte, me voy resbalando. Camino a ninguna parte, pero no me caigo (…) Camino a ninguna parte, pero tengo prisa de llegar.” Esa es la expresión metafórica del sentir de muchos en esta ciudad, en este país, en este mundo. Esperemos encontrar de una vez por todas nuestro camino “hacia alguna parte”, aunque no tengamos prisa de llegar.