Por Charles Gnomosky
La opinión pública en México se mueve entre extremos irreconciliables. Fifís y Chairos andan por cuarta transformación sin tener en claro qué es lo que se quiere transformar. Colocados, por decreto, en un momento histórico, a lo Juárez, a lo Ilustración, a lo República Restaurada.
En un país donde el rumbo parece ir en picada, hay voces que se empeñan en decir que en México, no pasa nada.
“Hace tiempo me dijeron, que aquí no pasa nada,
que todo está guardado para que no le pase nada.
Que esta tierra es de ciegos y que el tuerto está en el cielo
para guardarlo todo y que aquí no pase nada.
Aquí no pasa nada.»
Caifanes
90 días, 3 meses y contando de un nuevo gobierno, de un nuevo presidente, de una “Cuarta transformación” y al parecer, no pasa nada en este país. O tal vez siempre ha pasado todo y nadie se ha querido dar cuenta de eso.
Devaluación, gasolinazos, uno de los países más violentos del planeta, un desarrollo económico lento. Y una cultura arraigada en casi todos los extractos de la población de corrupción, machismo, nepotismo y clasismo. Sin mencionar la nula posibilidad de aceptar que otro mexicano sea mejor, triunfe o viva un sueño, sus sueños.
En redes sociales, en charlas de sobremesa, en medios de comunicación y en sentir de muchos mexicanos, el cambio, ese anhelado cambio no ha llegado y tal vez nunca llegará. Lo que no nos hemos dado cuenta que este país ya estaba fracturado, roto, antes de este nuevo gobierno.
“3 meses del cambio” y para muchos todo es un fracaso y tal vez sea cierto, pero ese fracaso no es sólo de un gobierno “elegido democráticamente”, ese fracaso ya estaba en el mexicano promedio, ese mexicano, yo, tú, el vecino, el que va contigo en el trasporte, ese mexicano que vive contigo en casa.
¿Culpa de quién? ¿Mía? ¿Tuya? ¿De un sistema económico-político? ¿De un gobierno? ¿De una forma impuesta de vivir, de nacer, crecer y morir? Respuestas concisas muy pocas, al contrario, pasa el tiempo y las dudas e incertidumbres no sólo en este país, sino en gran parte del globo terráqueo se hacen presentes y latentes.
Una realidad a la mexicana en donde si abrimos un poco los ojos podremos ver que han pasado infinidad de cosas a cada momento. No somos un país estático, una ciudadanía estática, lo que nos falta es abrir un poco más los ojos. Tal vez nos han engañado y dicho que aquí no pasa nada, en un país en donde ya pasó todo y sigue sin pasar nada.
@CharlesGnomosky
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