Por Susana Silva.
El día sábado 22 de abril, en el marco del día mundial de la tierra, en más de 500 países se realizó la marcha por la ciencia. En México, aún frente a los pronósticos se formó un contingente nutrido de científicos, estudiantes y ciudadanía que decidió salir a las calles y expresar que es necesario que la ciencia obtenga recursos suficientes para su desarrollo, para su uso y para utilizar sus descubrimientos en la vida cotidiana.
Se hizo una remembranza de todo aquello que hoy no existiría sin el desarrollo de la ciencia. Es cierto, no podríamos estar frente a un dispositivo, leyendo, escribiendo, comunicándonos con otros a través de estos avances tecnológicos si el ingenio de muchos que nos antecedieron no existiera. Más de la mitad de la población, no habría sobrevivido a una gripe o a alguna enfermedad viral, muchas de las malas decisiones de nuestros gobernantes no podrían ser cuestionadas sin herramientas de análisis que sustenten los malos resultados y ni siquiera podríamos hacer críticas propositivas ante los abusos de poder.
La ciencia y la tecnología son parte de nuestra vida cotidiana, las usamos cuando encendemos el foco, cuando escribimos un correo, cuando caminamos por la calle y esperamos a que el semáforo cambie a verde; ¿por qué se ha disminuido entonces el presupuesto a la ciencia y la tecnología en el país? La respuesta que quizá esperas leer, pasaría por muchísimos “sospechosismos”, pero seré concreta. Existe una falta de voluntad política en nuestros legisladores para dar por ley más del 1% del PIB (lo cuál sería más que necesario en un país en desarrollo como el nuestro). Existe una falta de compromiso para otorgar anualmente en el presupuesto de egresos el 1% que por ley corresponde al desarrollo de la Ciencia y Tecnología.
Pero eso es la parte correspondiente a las personas que elegimos -bien o mal-, como nuestros representantes; la que nos corresponde a nosotros como ciudadanos, que es primordial, no está estructurada y ni siquiera nos la hemos propuesto: Exigir a todos los involucrados, con transparencia en mano, cumplir con la legislación e incentivar el desarrollo de estos sectores fundamentales para nuestro desarrollo. También, es sustancial, acercarnos a la divulgación de la ciencia y la tecnología que producen nuestros científicos, acercarnos al trabajo que es financiado con nuestros impuestos y que tenemos derecho a cuestionar y promover su implementación en las áreas en que pueda incidir de manera positiva.
El sábado, fuimos testigos de una marcha que contra las expectativas, reunió muchos contingentes que demuestran que la sociedad está interesada en defender un derecho que puede mejorar diversos ámbitos del país y que está siendo desmantelado; por eso salió de los laboratorios y dejó los escritorios para exigir que se sustente su trabajo, pero falta mucho más, que la sociedad se involucre, se comprometa, se informe y exija -pues son sus recursos, los que se están jugando-.
@susarania