Juan Pablo Aguirre Quezada
«No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución». Gilbert Keith Chesterton
En últimas fechas diferentes partidos políticos en el congreso han planteado la reducción de legisladores como una solución de austeridad. Algunos planteamientos sugieren eliminar 100 Diputados y 32 senadores plurinominales, a fin de que el Congreso mexicano esté integrado por 400 Diputados y 96 legisladores.
Pese a que algunos defensores de esta propuesta consideran que es una medida de austeridad, el ahorro que se puede obtener es bastante ínfimo si se considera el presupuesto anual. E incluso, ante la falta de legisladores puede generarse un gasto adicional al contratar profesionistas como expertos que coadyuven al trabajo legislativo, debido a la inferioridad numérica de representantes en contraste con el total de comisiones en funciones.
¿Por qué eliminar curules? Estudios de opinión pública celebrados en los últimos años refieren que los legisladores son una de las instituciones con menor confianza ciudadana, por lo que ante un discurso a la población la idea se escucha atractiva, aunque existen diferentes riesgos.
Uno de ellos es que, al eliminar los diputados plurinominales, se dará una sobrerrepresentación del partido o coalición que gane en las elecciones el mayor número de distritos. Es decir, eliminar legisladores sería inequitativo para los partidos opositores, además de dificultar o incluso pulverizar los espacios para los partidos con poca representación, pero que alcanzaron más del 3% del total de la elección nacional.
La democracia en México ha tenido un costo alto después de las múltiples reformas electorales como las de 1946, 1963, 1977, 1990, 1993-1994 o la más reciente de 2014. En ese gasto a los partidos permitió una mayor pluralidad de ideas y opiniones con la participación de diferentes partidos que hace 35 años no existían. Por tanto, eliminar a legisladores plurinominales solo aumentaría el poder de las mayorías.
Existen propuestas que pueden ser más viables, como una nueva redistritación y asignar 200 Diputados de mayoría y 200 plurinominales, con lo cual no se pone en riesgo la pluralidad y la democracia, además de obtener un número menor de legisladores. Aunque ahora serían más ciudadanos representados por un diputado o senador.
Con la reforma electoral de 2014 los legisladores pueden reelegirse en sus cargos. Esta es una oportunidad ciudadana para evaluar su trabajo a través de su voto. Quizás sea una mejor opción que optar por la eliminación de 132 legisladores en todo el país.
Si bien la idea de eliminar legisladores puede ser atractiva para un sector del electorado, resulta coyuntural que se plantee este tema en los últimos meses previos a las elecciones de 2018, y no al inicio del sexenio, tal como se dialogó con el pacto por México la reforma electoral de 2013-2014.
Eliminar cien Diputados y 28 senadores plurinominales en este momento será más una medida electoral que un esfuerzo por la rendición de cuentas y austeridad. Además, los partidos pueden cometer un error que después pueden lamentar, ya que la distribución de la Cámara de Diputados y el Senado de la República pueden cambiar como consecuencia del resultado electoral de 2018, por lo que reducir el número de legisladores puede ser un desacierto en términos de representación y pluralidad.