Por Oscar Salazar
Alguien ya le dijo a Trump que su discurso reaccionario estaba creando un ambiente polarizado dentro y fuera de la sociedad estadounidense, sin embargo, el día 28 de febrero, Donald, se presentó ante el congreso de su país con un discurso conciliador y lleno de emociones.
“El momento para las peleas triviales quedó atrás. Sólo necesitamos el valor para compartir los sueños que llenan nuestros corazones”
En un acto que emuló a una ceremonia de la iglesia católica donde, los creyentes se ponen de pie cada par de minutos, se desarrolló la sesión de Trump ante el congreso, cada frase dicha era aplaudida de pie por el bloque republicano, tratando de proyectar una imagen de unidad dentro del partido.
El momento emocional de la noche llegó cuando se recordaron a los soldados caídos por las invasiones de Estados Unidos a otras naciones, pero Trump no prometió que la guerra cesaría, al contrario, se tiene un ambicioso plan de aumentar el presupuesto militar, ¿por qué? Porque la guerra vende, las guerras siempre responden a un fin: económico.
Reiteró que continuará con la construcción del muro divisional en su frontera sur, sí continuará, porque aunque usted no lo crea porque los medios no lo dicen ya existe un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, se habla del muro como si fuera un hecho histórico pero lo cierto es que la administración demócrata de Bill Clinton en los 90´s inició con la construcción del mismo.
Es así que el acto del 28 de febrero fue un solemne acto de retórica, arte que todo aquel que se quiera desenvolver en la política debe de dominar, el arte del discurso, el arte de convencer a quien sea de que aquello que está mal en realidad es algo bueno.
Aunque usted no lo crea, a los políticos se les entrena para que aprendan a caminar, a vestirse, a saludar, a sonreír, pero más importante aún, a llegar a las masas por medio del discurso.
Algo estaba fallando en el marketing de Trump, su discurso era demasiado agresivo, a tal punto que gente de su propio partido se deslindó de este personaje cuando competía por la candidatura a la presidencia.
Parece que tanto Trump como su equipo va enterándose de que lo más importante en el discurso político es exacerbar al otro pero siempre favoreciendo al que dice el discurso y no poniéndolo en su contra. Si no le dijéramos que la siguiente frase la dijo Trump y solo le pidiéramos su opinión sobre la frase, ¿Qué opinaría de ella?
“Las naciones libres son el mejor vehículo para expresar los deseos de sus pueblos y Estados Unidos respeta el derecho de todas las naciones a elegir su camino”.
Bastante alentadora, diría yo.
La política, a nivel mundial, se ha vuelto una pantomima donde lo único que importa es ganar, no importa cómo, los discursos son vacíos, carecen de fondo y se apela enteramente a las emociones de las personas.
Por ello, lo invitamos a que la próxima vez que escuche un discurso político, lo analice con calma y vea si en esa segunda lectura, lo emocionó tanto como la primera vez que lo escuchó.
@ozzsalazar