Por Juan Pablo Aguirre Quezada
Melina fue una de las mujeres más importantes en la historia reciente de Grecia. Actriz que pasó de las cámaras y el jet ser a convertirse en una de las voces más poderosas contra la dictadura de Pattakos. Conoce más sobre esta importante mujer europea, aquí.
“Yo nací griega y moriré griega. Stylanos Pattakos nació siendo fascista y morirá siendo fascista” Melina Merkoúri.
Melina Merkoúri (1920-1994) fue una destacada luchadora social griega, que vivió en el exilio y le fue suprimida su nacionalidad como resultado de la dictadura emanada por el régimen de los coroneles. Aprovechando su fama como actriz, Melina realizó una inalcanzable labor para denunciar los abusos de los tiranos a escala mundial; lo cual tuvo un eco acertado debido a la popularidad que tenía en sus trabajos como actriz; incluso, en la lengua española se popularizó una canción de Camilo Sesto que refería de su lucha tanto para regresar a su país como para mejorar su patria.
La política siempre estuvo cercana a Melina, ejemplo de ello es que su padre fue legislador de Grecia, mientras que su abuelo fue varias veces Alcalde de Atenas. No obstante, los vaivenes de los conflictos sociales afectaron la calidad de vida de los griegos en esos años, ya que la ocupación de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial, y la posterior tensión de la guerra fría hicieron del país heleno un pueblo vulnerable a la disputa entre ideologías socialistas, nacionalistas o capitalistas.
Melina nació en una Grecia que era una monarquía, vivió la invasión nazi, fue exiliada en una dictadura militar que terminó por acabar el reino y fue liberada con el inicio de la Tercera República Helena; en la cual tuvo una destacada participación como Ministra de Cultura en diferentes ocasiones –la primera mujer que ocupó este cargo en la historia del país-, además de ser diputada por el PASOK en la restauración de la democracia.
Pese a su fama como actriz –ganadora del festival de Cannes- Melina Merkoúri puso en alto el papel de la diplomacia griega a escala continental, ya que concibió la idea de nombrar a una ciudad como capital europea de la cultura; esta práctica tiene más de treinta años y contribuyó a fortalecer los lazos de identidad y hermandad entre los países de la Unión Europea. Si bien logró que Atenas fuese la primera en obtener esta distinción en 1985 el tiempo le concedería ese prestigio a otras ciudades como Florencia, Ámsterdam, Berlín, Londres, Dublín, París, Estocolmo, Lisboa, entre otros.
Esta innovación propuesta por Melina para la suma de esfuerzos por Europa es destacada ya que la dictadura que la exilió rompió los lazos diplomáticos con la Comunidad Europea, a tal grado que Grecia fue excluida de los acuerdos internacionales que venían gestándose. Por lo que no sólo contribuyó a mejorar la situación de su patria, sino de hacer a Europa un mejor lugar para vivir.
Otra lucha realizada por Melina como Ministra de Cultura de Grecia fue la repatriación de los frisos del Partenón, los cuales fueron esculpidos por Fidias y que fueron retiradas de la Acropólis y llevadas al Museo Británico por el embajador de ese país a inicios del siglo XIX. Lamentablemente, su gestión no tuvo éxito, pero su reclamo fue escuchado en todo el mundo.
Si bien tuvo una muerte relativamente prematura a los 69 años a causa de un cáncer por tabaquismo, Melina fue muy querida por el pueblo griego, por lo que recibió un funeral de estado. Esta luchadora social fue una voz que iluminó la esperanza de un pueblo que vivió durante una férrea dictadura que dividió en dos bandos a su país, con el consiguiente daño al tejido social. Tras su muerte, supo aprovechar el legado cultural griego para insertarlo en el contexto de la Unión Europea.