Por Juan Pablo Aguirre Quezada.
“Algunos científicos afirman que el hidrógeno, porque es muy abundante, es el componente básico del universo. Estoy de acuerdo con eso. Yo digo que hay más estupidez que el hidrógeno, y que es el componente básico del universo”.
Frank Zappa
El debate de la reforma energética en México apuesta a que sus fuentes sean procedentes de derivados del petróleo o el aprovechamiento del litio como almacenamiento de electricidad. No obstante, en el mundo se están desarrollando otras alternativas de combustión para diferentes usos, tal como el hidrógeno. Cabe destacar que en la Iniciativa que reforma los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia energética remitida por el Ejecutivo Federal no se hace mención específica del hidrógeno, aunque si se refiere a la utilización de todas las fuentes de energía posibles en la adición de un nuevo párrafo séptimo del artículo 27 de la CPEUM.[1]
El hidrogeno se caracteriza por ser “el elemento más abundante, ligero y simple del universo, constituye el 90% de toda la materia. El hidrógeno no existe de forma natural en el planeta, éste debe ser obtenido a partir de un compuesto rico en hidrógeno”.[2] Por tanto, a fin de explotar este recurso se debe invertir en infraestructura, investigación, desarrollo tecnológico y adaptación de conocimientos que permita maximizar los beneficios que puede brindar este compuesto en materia energética.
El hidrógeno puede una fuente de energía limpia sobre todo si se extrae de orígenes con formas no contaminantes como los generadores eólicos; o con una emisión más reducida como el gas natural, Otra ventaja es que puede ofrecer un mayor aporte energético en el mismo volumen que los hidrocarburos. No obstante, los riesgos de explosión, accidentes, así como los desafíos en su transportación son parte de los retos a resolver para que el hidrógeno se generalice para su uso masivo.
Algunos autores consideran que el uso del hidrógeno como elemento para la movilidad es aún incipiente en América Latina en general, y México en particular. En contraste, los expertos opinan que “la transición a un sistema energético basado en el hidrógeno será gradual y puede tomar varios años como es el caso de países desarrollados Canadá, Estados Unidos y Europa”.[3] Si bien existen avances considerables en países que son importantes socios comerciales y culturales de México, aún existen áreas de oportunidad poco explotadas para realizar un mayor conocimiento y aprovechamiento de dicho elemento.
Pese a ser el gran ausente en la iniciativa de reforma energética, México pude desarrollar un alto potencial en la generación del hidrógeno, y con ello obtener ventajas competitivas en diferentes aspectos de la vida cotidiana como la movilidad. Además, la explotación de este elemento puede generar empleos y dinamismo en el mercado, aunado a que puede complementar diferentes fuentes de energía utilizadas por la población. Quizás más allá de debatir acerca del uso de derivados del petróleo, o el aprovechamiento del litio; también se deba incorporar al debate los posibles alcances y beneficios que puede producir el hidrógeno.
[1] Sistema de Información Legislativa (SIL) de la Secretaría de Gobernación. Iniciativa que reforma los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia energética. Disponible en: http://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2021/10/asun_4226988_20211005_1633443485.pdf (fecha de consulta: 12 de febrero de 2022).
[2] Abraham Ulises Chávez Ramírez y Juan Pablo Manzano Peña. México y su transición a un sistema energético basado en el hidrógeno. Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica y CONACYT. Disponible en: https://centrosconacyt.mx/objeto/hidrogeno/ (fecha de consulta: 12 de febrero de 2022).
[3] Abraham Ulises Chávez Ramírez y Juan Pablo Manzano Peña. Op.cit.
Un comentario en “¿Y si no es el petróleo o el litio el futuro de la movilidad en México? Oportunidad para el hidrógeno.”