Por Óscar Cuevas
La imposibilidad práctica de las reuniones en las antiguas asambleas al estilo griego, junto con la agitada cotidianidad a la que estamos expuestos la mayor parte de los habitantes de México han otorgado un papel fundamental a los debates dentro de las campañas políticas.
Por ello, vemos con más frecuencia aprovechar cada instante de los debates a los candidatos a cualquier cargo público con diminutas estadísticas y documentos «probatorios». El Primer Debate rumbo a la gubernatura del Estado de México no fue la excepción y todos los candidatos llegaron preparados para ello. Es por todos conocido que la joya de la corona de cualquier elección, por el número de habitantes y la enorme cantidad de territorio que se gobierna, es precisamente el Estado de México.
Tristemente, este gran estado es también conocido por su inseguridad, lo mencionado por la gran mayoría de los candidatos es cierto, los gobiernos anteriores, entre ellos el del ahora «presidente» de México, no lograron responder a las necesidades de los mexiquenses, entre otras cosas, por incapacidad, corrupción, impunidad o desidia. El Estado de México ha sido considerado por los candidatos como la posible plataforma que necesitan sus partidos para llegar al potro de los lamentos en 2018.
Sin embargo, los candidatos de los partidos «grandes»: Josefina, Alfredo y Juan ofrecieron más de lo mismo: descalificaciones, imprecisiones y presunciones de eficiencia y eficacia que nadie entiende o conoce. Josefina dedicó la mayor parte de sus intervenciones a atacar a los caballos que van ganándole la carrera: Delfina y Alfredo; sin embargo, cuando hablaba de propuestas no fue capaz de explicar por qué las suyas eran distintas al «asistencialismo priísta» o a la «compra de votos clásicas de la izquierda».
Alfredo del Mazo sufrió una especie de dislexia numérica, en la que cada vez que tenía que dar datos duros titubeaba, haciendo dudar a la audiencia de la veracidad de sus palabras. Algo risible fue la utilización del periódico que está a las faldas del PRI como un elemento legitimador de sus dichos. Parece ser que al PRI se le acaban las ideas y vuelve a demostrar, que no es capaz de vivir una verdadera democracia, en la que tengan que exponer sus ideas y planes de gobierno para convencer a la ciudadanía.
Juan Zepeda… presentó dibujitos que resultaron irrelevantes por su aburrida narrativa e incapacidad explicativa. Es alarmante que el «mejor posicionado» de la izquierda recurra a personajes tan grises como Zepeda, que, a mi parecer, fue quien peor se vio en el Primer Debate. Caso contrario del candidato del PT, Óscar González, quien fue mucho más valeroso en sus señalamientos, aunque, tendría que haber sido mucho más mesurado cuando prometió meter a la cárcel a Eruviel y a Peña Nieto.
Este tipo de promesas ejemplifican la exageración de un candidato que sabe que no tiene la más mínima oportunidad de ganar la elección. Más allá de presentarse como el único candidato honesto en la mesa, Óscar González es, tal vez, el único candidato que la gente no identifica. Ganar una elección no es solamente verse bien en los debates, habrá que ver si el PT tiene la fortaleza necesaria para hacer un papel decoroso en la elección del Estado de México, que podría inyectar nuevos bríos a un partido que, desde las elecciones pasadas, sobrevive el erario sin ser una opción seria de gobierno.
Mención aparte merece la candidata independiente Teresa Castell
quien no tuvo reparo alguno en señalar lo obvio: la experiencia de los candidatos a la gubernatura del Estado de México es la misma: corrupción y mentira. Demostró que, junto con un equipo de trabajo bien integrado, se puede dar una impresión que convenza al electorado a salir a votar por una candidatura independiente.
Fue la única que logró llamar a las urnas en cada una de sus intervenciones, aprovechó las acusaciones de los otros para posicionar sus temas y propuestas de campaña. Utilizó imágenes que son cercanas al electorado y una metáfora harto gráfica, que puede funcionar como disparador sentimental en las urnas. Desde un rápido análisis, me parece, que la candidata independiente se llevó el Primer Debate; aunque, también hay que decirlo, una cosa es pararse ante las cámaras y presentar un valeroso plan de trabajo y otra muy distinta es poder ganar la elección.
¿Cómo le hará la candidata independiente para combatir esa enorme red que tienen los partidos «grandes» en el Estado de México? ¿Cómo convencer a las y los mexiquenses de salir a votar, cuando no presentan una costumbre para ejercer el sufragio? ¿Qué estrategia seguir para aprovechar este golpe mediático de ganar el Primer Debate? ¿Cuenta realmente su equipo de trabajo con la experiencia de gobierno necesaria para gobernar la entidad más peligrosa del país?
Teresa y su valentía de pararse frente a los demás candidatos y, en su cara, mencionar las fallas que justifican la desconfianza de todo México a la clase política que nos mal gobierna es digno de aplauso. Queda ahora presentar en su próximo debate su plan de gobierno, convencer a la ciudadanía será difícil, sin embargo, me entusiasma escuchar que los debates reflejan poco a poco la pluralidad de los involucrados.
Enhorabuena, esperemos que para las próximas campañas todos los partidos presenten candidatos y no vayan en coalición, así podríamos escuchar distintos puntos de vista para resolver las problemáticas que quejan a nuestra dolida y ensangrentada nación. Si has llegado hasta acá, hazme un favor y comenta si estás o no de acuerdo con mi análisis.
@CuevasO33