Juan Pablo Aguirre Quezada
«Defenderé la paridad del peso como un perro». José López Portillo.
Con la adopción del nuevo peso en 1993 los mexicanos nos olvidamos por un momento de una gran cantidad de cambios en las monedas circulantes. Salvo pocos casos (cambio de diseño en monedas de 20 pesos, raro uso en metales de 50 y 100 pesos, emisiones del centenario y del bicentenario, eliminación de la “N” o la leyenda “nuevos pesos”) la población utiliza las mismas monedas desde 1992, con motivo de la reforma monetaria.
No obstante, algunos medios de comunicación han alertado que las monedas de diez centavos tienen un costo más alto de producción que el valor nominal, por lo que algunas voces han señalado que es momento de eliminar de la circulación las monedas de 10 y 20 centavos. Cabe destacar que el metal de cinco centavos fue impráctico su uso y pese a tener uso legal es raro su uso.
Esta medida es viable porque en 2009 el Banco de México decidió reducir los costos de elaboración en las monedas de 50, 20 y 10 centavos, por lo que cambió la aleación de su constitución, además de reducir su tamaño, por lo que recibieron el nombre técnico de “centro de aleación” debido a que estaban elaboradas con los residuos utilizados en las piezas de cinco, dos y un peso respectivamente. Pese al cambio hoy sus escasos poderes adquisitivos convocan a la reflexión sobre la pertinencia de su existencia.
En ese sentido, “Directivos del Banco de México (Banxico) que propondrán al Congreso cambiar la denominación y manufactura de las monedas, explicaron que en la nación circulan aún diez monedas metálicas, cifra que está muy por encima del promedio mundial de seis”.[1] De ser aceptada esta propuesta, se eliminarían las denominaciones de 10 y 20 centavos.
Esta idea no es nueva. El mismo debate existe en Estados Unidos donde la moneda de un centavo de Lincoln ha sido defendida por gran parte de la población pese a que su costo de elaboración es mayor a su valor nominal. Con mayor éxito Canadá logró sacar de la circulación la denominación de un centavo el año antepasado. Además, diferentes naciones de Latinoamérica han tenido que eliminar sus monedas de ínfimo valor debido a que las inflaciones hicieron que sus divisas perdieran poder adquisitivo.
Con la nueva propuesta también se sugirió un cambio en el diseño de las piezas en circulación. “La renovación comprende también un rediseño que resalte elementos de la cultura mexicana, como: son las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco (50 centavos), el Templo de Kukulkán, en Chichen Itzá (un peso), el Acueducto del Padre Tembeleque (dos pesos), la Ciudad Fortificada de Campeche (cinco pesos), el Palacio de Bellas Artes (diez pesos) y el Puente Baluarte Bicentenario (20 pesos)”.[2] Por lo que después de un cuarto de siglo con un diseño exitoso basado en elementos del calendario azteca, es probable un cambio de cono monetario en todas las piezas.
Sin embargo, y por experiencias pasadas en nuestro país, sobre todo en las décadas de los setentas y ochentas, un cambio en el diseño del circulante y la aparición de nuevas denominaciones eran consecuencias de las altas tasas de inflación y la constante devaluación del peso mexicano frente al dólar estadounidense. Por lo que en la actual coyuntura en la que el billete verde ronda los 21 pesos por dólar (lo más alto en el sexenio) existe la preocupación de que pasará con la economía nacional, y cómo afectará a las familias las condiciones económicas en 2017.
Asimismo, el cambio de todas las piezas en circulación implica un alto costo además de ampliar el volumen en manos del público. De acuerdo con el Banco de México, en noviembre de 2016 existían 33 mil 587.049 millones de piezas de cinco centavos a 20 pesos en circulación. De las cuales, 11 mil 207.486 millones corresponden a la denominación de diez centavos y 6 mil 129.414 a la de un peso.[3] Aunado a estas cifras existen menos de 1.8 millones de monedas de 50 pesos y de 9.5 millones de 100 pesos. Por tanto, un cambio de circulante será pagado con el presupuesto público que es financiado por los contribuyentes.
A fin de que el cambio proceda aún se debe iniciar con una iniciativa en la Cámara de Diputados, ser discutida, analizada y aprobada, por lo que el cambio no será de inmediato.
[1] Eduardo Aguilar. “Cada moneda de 10 centavos cuesta 14.5 centavos”. El Financiero. 25 de agosto de 2016. Disponible en: http://www.elfinanciero.com.mx/economia/cada-moneda-de-10-centavos-cuesta-14-centavos.html (fecha de consulta: 15 de diciembre de 2016).
[2] Eduardo Aguilar. “Cofemer propone eliminar monedas de 5 a 20 centavos y cambiar diseños”. El Financiero. 7 de septiembre de 2016.Disponible en: http://www.elfinanciero.com.mx/economia/cofemer-propone-eliminar-monedas-de-a-20-centavos-y-cambiar-disenos.html (fecha de consulta: 15 de diciembre de 2016).
[3] Banco de México. Circulación de moneda. Noviembre de 2016. Disponible en: http://www.banxico.org.mx/SieInternet/consultarDirectorioInternetAction.do?sector=11&accion=consultarCuadro&idCuadro=CM2&locale=es (fecha de consulta: 15 de diciembre de 2016).