Por Charles Gnomosky
Paz, en su Laberinto, definía la naturaleza del mexicano. En pleno 2019 conservamos algunos ragos de los descritos por Octavio. El más alarmante: la indiferencia. Los mexicanos posmodernos somos incapaces de mirar al otro. Parece que la empatía ha migrado junto con miles de nuestros compatriotas.
Vivimos el año más violento en la historia de México y la ciudadanía sigue sin organizarse, sin protestar, sin participar en los espacios públicos. ¿Cómo llegamos a esta indiferencia?
“¿Cómo llegamos aquí?
Ignorando al otro, ignorando al otro,
al de a lado, al de junto.”
Mardonio Carballo
Terminaremos cuatro meses de este 2019 y al parecer, poco o casi nada ha cambiado. Un nuevo gobierno gobernando como los anteriores, una ciudadanía cada vez más cansada y desgastada, un Estado que no nos ve y no nos oye. Las acciones no alcanzan, los discursos tampoco, las políticas y estrategias no existen.
Mezquindad, ignorancia y mucho dolor en las calles, en los medios de comunicación y en mucho del sentir del mexicano de a pie, el común, el corriente. Un hecho como la masacre en Minatitlán en Veracruz hace algunos días en donde 13 personas fueron asesinadas por un comando armado debería alertar al sentido común, pero la realidad es otra. Los pobres, los de abajo, los de siempre, son los que pagan los platos rotos, históricamente, ellos siempre han puesto la sangre y en el México de hoy, esto sucede una vez más.
La sangre y los números rojos en ascenso son oxígeno para los que perdieron el poder, muchos de ellos se alegran por las circunstancias. Prensa y medios de comunicación en busca del error del nuevo gobierno y poco esfuerzo por presentar información fidedigna.
Cada mes se rompe el record de homicidios, hasta la misma mafia (cárteles) han roto sus propios códigos al tener como víctimas a niños inocentes. Doña Muerte abrazando todos los días a México, abrazando a un país de sombras, en donde la luz entra a cuenta gotas.
Un gobierno en donde todas las mañanas nos presenta un show de buenas intenciones, una oposición política sin sentido, sin propuestas y con más ganas de regresar al poder que realizar bien las cosas. ¿Pero… Cómo llegamos aquí?
¿Cómo llegamos aquí? Ignorando al otro, al de lado, al de junto, escribiría el poeta Mardonio Carballo. En un México en donde todos los días nos ignoramos, nosotros mismos nos ignoramos al hacer caso omiso de los sucesos de nuestro país, ignoramos al de lado, el de junto, a uno mismo.
Paciencia dirían algunos, paciencia, paz-ciencia. Lo que más necesitamos ahora es paz, mucha paz y también un poco de ciencia. Pero al contrario, cerramos los ojos, cruzamos los brazos y esperamos que el otro, el otro, el de junto haga algo que nos corresponde.
Pretextos crueles que sólo nos eximen nuestra propia responsabilidad, una responsabilidad histórica en donde cada uno debe de exigir el cambio iniciando no sólo por uno mismo, sino por todo lo que nos rodea y por los que nos rodean, en la escuela, en el trabajo, en el hogar, en las calles, en la esquina, en el día, en la noche. Trabajo difícil, constante, pero necesario.
La violencia no ha disminuido y seguramente no disminuirá pero debemos recordar que la ciudadanía también ha aprendido, hemos aprendido a resistir, a pensar y sentir que los cambios son posibles, lentos, muy lentos, pero posibles. Aprendimos a escribir textos, a leer textos en donde hay un espacio para no ignorarnos una vez más.
@CharlesGnomosky
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