Los sonidos de la resistencia

“No todo acto de resistencia es una obra de arte, aunque lo sea de algún modo; no toda obra de arte es un acto de resistencia, pero en cierta manera lo es.”

Gilles Deleuze

 Las artes, siempre se han considerado un medio para el desarrollo social, un campo catalizador para mejorar el bienestar en los ambientes sociales y culturales. El arte, en especial la música es conocimiento como experiencia sonora, como vivencia y percepción de nuestras emociones, la cual nos pueden ayudar a cambiar nuestra realidad, nuestra visión del mundo y de los hechos. A través de la conexión de nuestros sentimientos podemos sensibilizarnos y cambiar nuestro alrededor, con ello resistiremos ante la complejidad en la que nos encontramos, la música es vida, la música es magia, pero la música también es resistencia.

La música ha acompañado al hombre desde el inicio de la historia (junto con la violencia). La música ha servido de catalizador de dolores y emociones, ha funcionado como conector de nuestras sensaciones, en actos religiosos, en canticos y bailes, ha servido como arma política y de protesta. La música forma parte de nuestras tradiciones, el hecho de que haya tantos estilos asociados a cada región o lugar en el mundo, ha sido motivado fundamentalmente al estado de ánimo de los individuos que han habitado aquella zona geográfica a lo largo de su historia. La música está casi en todos los elementos de nuestra cultura, ha sido y seguirá siendo parte fundamental de los individuos en la sociedad, forma parte de nuestro ambiente social.

La influencia de la música sobre los seres vivos es tan grande que se ha utilizado para potenciar la agresividad como la tranquilidad, del mismo modo que se emplea como terapia para conciliar el sueño, relajación, estimulación o concentración, dependiendo del tipo de música y circunstancias del ambiente, la música constituye el consumo cultural más cotidiano y constante, ya que no se necesita la pausa para su consumo como un leer un libro o mirar una película.

Según Aristóteles la música imitaba o representaba las pasiones o estados del alma, por lo que, cuando escuchamos música, imitamos la pasión que ésta nos transmite, la música tiene un significado diferente para cada uno, dependiendo del momento, situación, circunstancia, o estados de ánimo en el que nos encontremos al escuchar cierta música.

Entonces, ¿es tan importante la música para nuestras vidas? ¿La música podría ayudarnos a resistir, a combatir? La resistencia no es un acto espontáneo, es un acto de observación y emoción, un acto de transformación a los aconteceres de nuestra realidad. Las emociones son el motor de la acciones y la música puede ayudarnos accionar, a transformarnos, a cambiar nuestra mirada, a mirar más allá de nuestras narices, a escuchar al otro y mirar en la misma dirección.

Nos encontramos ante una realidad complicada y fatídica, la economía, la política, la sociedad, la cultura se transforma cada día más y muchas veces no para el bienestar de todos, al contrario, cada vez existen más problemáticas y artilugios a los cuales nos debemos enfrentar, pero, en todo este contexto, ¿existe una salida, una solución? Las artes, la creación y la música pueden ayudarnos, dado que nos dota de sensibilidad, y al sensibilizarnos podemos comprender las problemáticas y tratar de resolverlas. Puede sonar a romanticismo puro, pero ¿Recuerdas la última vez que escuchaste tu canción favorita? ¿Qué sentías? ¿A quién te recordaba?, trata de recordar cada acorde, cada sonido, el lugar, el aroma o la compañía que tenías en ese momento. ¿Lo recuerdas?

Al reactivar nuestro proceso de memoria a través de la conexión de los sonidos, nuestras sensaciones se despiertan, con ello podemos tener una perspectiva del mundo, mirarlo de diferente forma, con un color distinto, con un aroma diferente, una forma nueva de mirar y accionar ante las cosas. La música puede considerarse un filtro emotivo, si recuperamos nuestra capacidad innata de sentir, la música podrá ayudarnos a resistir. La música puede ayudar al proceso de sensibilización que tanto hace falta en nuestro mundo, en nuestra realidad. Sigamos escuchando nuestra música y canciones favoritas, las canciones favoritas de las personas que queremos y respetamos, así, ellos a través de los sonidos podrán compartirnos parte de su emoción. En cualquier sitio donde un niño, un joven o un adulto tomen un instrumento, para jugar, para tocar, para protestar, la música funcionará como resistencia.

Charles Gnomosky

 

 

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