España entre la crisis, el dolor y la esperanza

Por Jorge García

En las semanas pasadas, la política española ha sido incapaz de encabezar un gobierno de coalición, evidenciando una nula voluntad política para escuchar las voces diferentes. Ante estos hechos, ¿Cuál es el futuro político español?

La dureza de los datos y estadísticas son innegables: España atraviesa desde hace casi más de una década, por una profunda crisis política, económica, institucional y moral; además de que es asolada por la pobreza, encabezando la lista europea, vemos que:

“Uno de los aspectos más exasperantes de las dificultades por las que atraviesa la economía española es la desigualdad: mientras la mayor parte de los habitantes de la península llevan ya muchos meses enfrentando la reducción de sus niveles de vida, la pérdida de sus empleos (rondando en una tasa de desempleo del 20% de la PEA, es decir alrededor de  cinco millones de desempleados, según datos oficiales del Ministerio del Empleo de España), negocios y viviendas, enfrentando las alzas impositivas y la disminución de las prestaciones y programas sociales y deslizándose hacia la pobreza[1].

Debemos ir aún más atrás y rastrear los antecedentes estructurales de la actual crisis, ante ello, el analista español, Gregorio Morán, en unos párrafos de su libro (“El precio de la transición”, España, 2015 ed. rev.) hace añicos el mito de la supuestamente exitosa transición española:

¿Qué había ocurrido para que la monarquía se convirtiera a la muerte de Franco en la única opción viable? Sencillamente que la oposición de izquierda había trabajado a favor de una estrategia que no había calado socialmente, que se había quedado en esquema. La república seguía siendo para la ciudadanía el régimen que había terminado en Guerra Civil. El concepto de monarquía y de seguridad y de orden estaba implícito bajo la idea de una monarquía. Y el de riesgo e inestabilidad lo evocaba la república. Otra victoria del franquismo tras décadas de presión ideológica.

De igual forma, Marcos Roitman Rosenmann, uno de los analistas más críticos del fracaso y obsolescencia de la transición española, también ha puesto el dedo en la llaga sobre el desastre de España en la actualidad: “El milagro español resultó ser una falacia”[2], apunta sólidamente Rosenmann http://www.jornada.unam.mx/2012/10/30/opinion/022a1pol, ya que tras el fin de la dictadura franquista, el desarrollo económico que supuestamente se alcanzó  en los gobiernos del PSOE –en especial en el gobierno de Felipe González- resultó tener pies de barro y ser una ilusión, y si no que se lo pregunten a los millones de parados, a los desahuciados, a los cientos de miles de españoles que tienen que emigrar año con año a otros países buscando un mejor porvenir y un trabajo digno, a los jóvenes estudiantes que tienen que dejar a sus familias para buscar que realmente se les apoye en sus estudios y finalmente tenemos a los jubilados, que ven cómo cada vez más disminuyen sus ingresos y que apenas tienen lo suficiente para sobrevivir.

En el otro lado de la moneda, diversos analistas de aquí y de allá ante la evidencia, la dureza de los datos y la realidad del país ibérico, hasta hace algunos años seguían exaltando y poniendo a los Pactos de la Moncloa, como un modelo a seguir para nuestro país (que también -evidentemente hay que apuntar- pasa por una descomposición en todos sus ámbitos desde hace décadas).

Y lo dicho lo reiteramos: de esta crisis que hablamos en España, hasta hace algún tiempo ni una palabra de diversos analistas de derecha (y algunos minimalistas que se dicen de izquierda) en nuestro país, pero eso sí, se escandalizaban en su momento, si se utilizaban abreviaturas para simbolizar eventos o momentos trascedentes en la vida pública de los países. Qué falta de rigor en el análisis. ¿Seguirán aún en estos días con su mantra del Pacto de la Moncloa como modelo a seguir para nuestro país[3].

Al seguir con este símil entre México y España, podemos ver que el Partido Popular (PP) es bastante parecido (corrupto, retrógrada y conservador en lo social y político además de seguir a raja tabla los postulados de los fundamentalistas de mercado y de la política económica ortodoxa neoclásica) al PAN y desde luego no muy lejano del propio PRI; ambos partidos (PP y PAN) se tratan de reforzar en la actualidad, esto después de sus desastrosos gobiernos tanto en España (el PP sigue en el poder ante una grave crisis económica, política y moral) como en México. De igual forma, si no se empieza a entender que hoy en día –y desde tiempo atrás- el PSOE (al igual que el PRD en México) ya no representa de ninguna manera a la izquierda política y al progresismo en España, estamos ante un problema y no hay mucho con qué debatir desde un inicio.

Ante lo mencionado, podemos apuntar que el inicio de un gran cambio social y de inmensa profundidad no fue en el año 1977 con los llamados Pactos de la Moncloa, este cambio inicia en el año 2011 con el movimiento de los indignados en la Puerta del Sol (el movimiento del #15M), y tiene su primera parada el pasado 20 de diciembre del 2015, en donde se rompe de tajo el bipartidismo en España, con la irrupción del nuevo partido de izquierda encabezado por el carismático líder Pablo Iglesias y un grupo de destacados jóvenes intelectuales y académicos: Podemos.

Lo que se necesita es un profundo cambio de régimen[4]  y un cambio en el modelo económico neoliberal seguido al unísono por el PSOE y el PP (siguiendo como siempre los dictados de los ya mencionados organismos financieros supranacionales y del IBEX-35), por una democracia verdaderamente participativa y directa (plebiscito, referéndum, consulta e iniciativa popular, presupuesto participativo y revocación de mandato).

Además de una vuelta a la tuerca de 180 grados de la ortodoxia fiscal y monetaria conservadora: pasando de la dictadura del mercado a un Estado Democrático y Social de Derecho que regule, promueva e innove el desarrollo económico y social sustentable, al convertir a la inversión pública productiva en capital semilla para atraer y completarla con la inversión privada productiva para impulsar -con una estratégica planeación, coordinación y cooperación entre el sector público, privado y el social- proyectos productivos y sociales de largo aliento (en áreas y actividades productivas sumada a la necesaria infraestructura económica y social) para dinamizar el mercado interno y una política social universal que se apoye en la educación, salud (sanidad pública y de calidad), empleo bien pagado y duradero (incentivando la productividad y la estabilidad laboral), y la vivienda propia (sin las burbujas inmobiliarias de endeudamiento eterno) y valores (con una ética de la responsabilidad pública), para reconstruir un auténtico Estado de Bienestar (con una rigurosa fiscalización de los recursos públicos y de los fideicomisos mixtos, combatiendo la corrupción e impunidad y revisando a fondo –haciendo justicia- los crímenes de lesa humanidad ocurridos en el franquismo y en la época de Felipe González).

Concluimos con que se visualiza sin duda alguna, además de la prolongación desgraciadamente dolorosa para millones de españoles, también un horizonte esperanzador y muchos cambios por venir en el país ibérico, creemos que Podemos puede –junto con la sociedad civil organizada- encabezar la mayoría de ellos y para bien de España en los próximos años por venir.

@jorgegarciag26

[1] Mientras: “unos cuantos exhiben una desmesurada acumulación de capitales. Es el caso de Amancio Ortega, fundador y propietario de Inditex, y quien con una fortuna personal calculada en casi 57 mil millones de dólares ocupa el tercer lugar en la lista publicada por Forbes de las personas más ricas del mundo, sólo antecedido por el mexicano Carlos Slim y el estadunidense Bill Gates”. http://www.jornada.unam.mx/2013/03/05/opinion/002a1edi

[2] Uno de los mas destacados analistas políticos de Mexico, Ilán Semo en concordancia con Rosenmann apunta con certeza: …»Hoy con el hundimiento económico que coincide con la nueva llegada del Partido Popular al poder, el desempleo monster, la debacle del tejido social (urdido en décadas de luchas y sacrificios) y la seria posibilidad de que Cataluña (para empezar) y el País Vasco (¿en poco tiempo?) se enfilen por la vía de la consecución de sus propias soberanías (independientemente de si tienen éxito o no), los comentarios sobre la naturaleza de la sociedad española vuelven a sonar como una suerte de eco del espíritu que privaba en los años 70: no mucho habría cambiado en sus tejidos profundos y las mentalidades que alguna vez le impusieron su «atraso» y su desfase con Europa habrían prevalecido».

…»Franco falló en la constitución de un Estado-nación. Esta afirmación es un simple axioma. Lo que sí produjo el franquismo fue un cúmulo de heridas que probablemente sean ya irreparables. La democracia de los años 80 simplemente evadió o desplazó el problema, pero nunca lo adoptó como desafío. (Tendría que haber procedido a erradicar efectivamente al «antiguo régimen»). Y el Partido Popular lo atrofió.

¿Cómo explicarse, por ejemplo, que en pleno siglo XXI, en un régimen que se ufana como sello de origen de su carácter democrático, que una mayoría parlamentaria ponga a una sociedad (la catalana) entera en la ilegalidad completa al desautorizar como anticonstitucional cualquier intento de referéndum para sufragar si se queda o no en España? No es historicismo; es simplemente paranoia».  http://www.jornada.unam.mx/2012/10/13/index.php?section=opinion&article=017a2pol&partner=rss

[3]Ariel Rodríguez Kuri desnuda y deja en evidencia a estos analistas: …»O Europa: España y la Moncloa son un mantra, aunque la trama de corrupción del PSOE en comunidades como Andalucía es, en serio, de tomarse en cuenta; pero lo que menos entienden los críticos mexicanos de la izquierda es que hay capitalismos que en realidad simulan serlo; no es la deuda sino la producción y la productividad lo que cuenta; España era un modelo para los críticos; ¿qué dicen ahora, es decir, con qué comparan? Los críticos de la izquierda detestan el nacionalismo y no reparan en que izquierdas envidiables —para mí— como la alemana se ha subido —como siempre— en la locomotora germánica de Merkel para arrollar a Grecia (y a España e Italia si no se quitan). Los logros de la izquierda democrática europea de la segunda posguerra son inmensos, pero su impulso y su genio languidecen desde la caída del Muro de Berlín. Cuando los críticos dicen “izquierda moderna”, “socialdemocracia”, ¿qué quieren decir en realidad? ¿Coartadas políticas para hacer el trabajo sucio desde la izquierda para que después venga la derecha a profundizar y usufructuar el desmantelamiento del Estado de bienestar, la desigualdad, la despolitización, la desmovilización? http://www.nexos.com.mx/?p=15004

[4] Tres impudicias que tienen que ser abolidas en España y en donde existan son: la monarquía (por corrupta, parasitaria e inservible), las corridas de toros (en Cataluña están prohibidas) y los privilegios fiscales de los grandes macro grupos empresariales.

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