Necesarios 675 mil mdp para #Política Industrial #Sustentable.

“Nuestro #PIB ecológico (costo de reposición y #conservación de los #RecursosNaturales por efecto de la producción económica) fue de 4.5 por ciento el año pasado. Es decir, necesitaríamos 675 mil mdp para reponer los #bosques y #selvas deforestados, sanear el #agua de los ríos, limpiar el #aire de las principales #ciudades y depurar la tierra agrícola y urbana contaminada por #basura, #aceites y #combustibles. No estamos invirtiendo ni 10 por ciento de esta cantidad».

Se necesita un #crecimiento #económico sostenido e inclusivo, un #desarrollo #social y #económico #sustentable. Es importante recuperar proyectos de #inversión (mixta) productivos y sociales, plantando millones de #árboles maderables en bosques y selvas (alcanzando 1 millón de hectáreas de #reforestación productivas en 6 años), hacia un manejo sustentable de los recursos naturales.

Este #gobierno –junto con estos poderosos intereses privados– han #privatizado la industria #petrolera, por lo que gran parte de la renta petrolera (la diferencia entre el valor de los hidrocarburos extraídos del subsuelo a precios de mercado internacional, menos los costos de extracción) quedara en manos privadas y no en manos del #EstadoMexicano.

En realidad lo que se necesita es modernizarla y limpiarla de corrupción, y sí, en el mediano y largo plazo también se necesita hacer la transición a #EnergíasRenovables, para tener energías limpias y no depender de los combustibles fósiles que tanto contaminan, pero esto es difícil de llevar a cabo. Es importante realizar una planeación estratégica de largo alcance, cuidando las posibles externalidades del proceso con proyecciones y estudios del verdadero impacto ecológico de los proyectos de inversión.

Este sector energético (y los hidrocarburos) debe permanecer estratégicamente (como lo decía anteriormente la constitución: Art. 27) en manos del Estado Mexicano, para que sirva como impulsor del desarrollo económico y social sustentable (además de un fondo que dé certidumbre a las próximas generaciones), con una adecuada industrialización del país, integrando el sector energético y dándole valor agregado al producto (transformando la materia prima), eslabonando todas las cadenas productivas del proceso, hacia un política industrial de largo aliento[1].

La apertura del sector energético a las empresas trasnacionales no fortalecerá la red de eslabonamientos inter-industriales. La construcción de plataformas, refinerías, oleoductos y plantas petroquímicas podrá utilizar algunos insumos de la industria mexicana, sobre todo en lo que se refiere a estructuras metálicas y pailería. Pero los componentes de mayor contenido tecnológico, como válvulas, bombas e instrumentos de control serán importados. Por eso los efectos multiplicadores de crecimiento y empleo hacia la industria mexicana serán muy limitados. Y nada podrá hacer el gobierno para inducir a un incremento en el contenido nacional en las operaciones de las empresas trasnacionales[2].

Los privados no asignan los recursos de manera eficiente ni mucho menos equitativamente, lo único que les interesa es maximizar utilidades imponiendo las altas tarifas que ellos desean pegándole directamente al consumidor, y además en el caso de los contratos con estos mismos hay una total falta de transparencia y rendición de cuentas, por lo que la corrupción rampante sigue a todo lo que da en el caso de la CFE.

Por ello, los ciudadanos conscientes y también la industria manufacturera, debemos mantenernos firmes para realizar un referéndum en 2018 (en la coyuntura legal, pacífica y electoral adecuada), para recuperar la industria petrolera: retomando la importancia de tener un programa nacional de transición energética para disminuir, de inmediato, la dependencia de combustibles fósiles y de recursos no renovables. Para aplicar una política que, sin desconocer la importancia de los hidrocarburos, privilegie el desarrollo de otras fuentes renovables de energía que respondan al cuidado y a la restauración del medio ambiente.

Y también seguir impulsando la idea del fomento a actividades productivas, con el aumento del crédito (productivo) y una diferenciada tasa de interés en apoyo a la misma. Por otro lado, también hay que ver que los continuadores del inefable Serra Puche (“no hay mejor política industrial que la que no existe”) siguen estando ahí, por ello no se debe de fiar ni confiar ni un segundo de estos tecnócratas en el poder y seguir defendiendo lo que es justo y necesario para el país: una responsabilidad social, ética y ecológica con una activa política industrial de fomentos a la actividad productiva, en este caso para reactivar y dinamizar a la industria manufacturera, para ayudar al país a empezar a salir del estancamiento económico crónico y subdesarrollo imperante en el que estamos metidos desde hace más de 30 años.

Jorge García

@jorgegarciag26

[1] También para que pueda realizarse esta nueva política petrolera como punta de lanza para la industrialización del país, debe llevarse a efecto (yo sé que esto no se hará con la continuidad de la misma y desastrosa política económica por parte de este gobierno tecnócrata) una política fiscal progresiva (eliminando los privilegios fiscales de los grandes macro grupos empresariales, haciendo efectiva la tasa en el ISR a estas mismas), liberando recursos de la paraestatal, para que la industria petrolera (dándole autonomía presupuestal: obvio antes limpiarla de corrupción) pueda reinvertir sus ganancias (rendimientos ya que es empresa pública) en proyectos productivos efectivos: infraestructura, investigación, tecnología, etc. (obvio siempre cuidando el medio ambiente y los recursos naturales).

[2] http://www.jornada.unam.mx/2013/09/04/opinion/024a1eco consultado el 18 de julio de 2016

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