Por Ligia Aguilar
“Las mujeres somos la mitad de cada pueblo”
Los pañuelos verdes, la diamantina rosa, las marchas, el espectáculo de medio tiempo de uno de los eventos deportivos más vistos del mundo, los bailes, los discursos y mucho más nos invade expresando la equidad de género y el feminismo. Es uno de los temas más comentados actualmente en el mundo y en nuestro país.
A pesar de esta ola rosa de empoderamiento de la mujer, el año pasado me encontraba en un municipio del interior de mi estado, con una mujer que quería participar de manera activa en política. Sin embargo, cada que salía a alguna actividad de campaña, en cierto momento de la tarde, recibía una llamada de su pareja sentimental con la que vivía, que le pedía estar en su casa a la hora que él llegara.
Ella inicialmente le mentía acerca de dónde estaba y al terminar la llamada se iba a apresurada y con cierto miedo, a atender al hombre. Muchos días dejó de ir a las actividades por causa de su pareja. Otro de los argumentos por el que a él no le gustaba que ella estuviera en política, era porque no aportaba dinero a la casa y, por ende, parecía que no tenía derecho a invertir tiempo en algo que no le iba a remunerar. Alguna vez me dijo que esa era la misma razón por la que seguía con él, no tenía cómo mantenerse sola a ella y su hija.
Fue ahí cuando me pregunté, ¿está realmente el empoderamiento de la mujer llegando a todos lados?, sobre todo, ¿a los lugares más remotos y marginados?, ¿el discurso feminista está realmente permeando en acciones y resultados, o sólo se queda en un megáfono y tweets? ¿Cuánto falta por hacer?

El presente artículo tiene como intención generar una reflexión y aproximación inicial a esta realidad, así como la exploración de posibles respuestas ante este problema. Situación que también se refleja en cifras; a pesar de las luchas ganadas en algunos temas, justo el 2019 terminó como el año con más feminicidios en México, cerrando con 1,006 casos, un número que ha ido en aumento en los últimos cinco años, según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Un reporte interesante es el realizado por ONU Mujeres a partir de INEGI, en el cual se observa que
“el comportamiento de las defunciones femeninas con presunción de homicidio en México (DFPH) en las entidades federativas muestra una gran heterogeneidad, lo cual evidencia la necesidad de continuar y profundizar, de forma sistemática, esta investigación en el ámbito estatal. Lo anterior debe verse como una oportunidad para desarrollar acciones afirmativas en los tres niveles de gobierno y asignar los recursos necesarios a las zonas geográficas donde las mujeres se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad frente a la violencia feminicida.”
(ONU Mujeres , 2019)
Estos datos se refieren sólo a la violencia más grave que es el homicidio de una mujer, pero a partir de esta información podemos observar que la discrepancia de la cantidad de actos violentos cometidos en las diferentes entidades del país refleja que, en efecto, el feminismo no está permeando de igual manera en todos lados, lamentablemente quizá, no en los lugares donde más se necesita.
Una propuesta para hacer frente a esta problemática es el feminismo comunitario que “nace de dos corrientes que convergen, por un lado, la lucha del feminismo autónomo boliviano, y por el otro, las luchas del pueblo y de los movimientos sociales en el proceso de cambio histórico en Bolivia.” (Comunidad Mujeres Creando Comunidad, 2014) Así lo definen en su libro las activistas de este movimiento, como Julieta Paredes, quien se considera la representante del surgimiento de este feminismo.

El concepto y la práctica de este activismo se ha extendido más allá de Bolivia, llegando a México. En nuestro país, Lina Rosa Berrio, en sus entrevistas a feministas comunitarias en Guerrero, plasma algunas voces de este movimiento; una de las entrevistadas hace mención de la diferencia de cómo se vive el feminismo en las zonas urbanas y cómo es diferente en las comunidades:
“Sí, acá en la montaña la mayoría nos hemos visto como calladas; cuando nos encontramos con las del centro y la costa, son más abiertas, pero también tiene que ver con nuestro contexto, porque aquí en la montaña todavía hay mucho de “no hagas esto, no hagas lo otro”; pero por ejemplo las de la Costa, pues ya son un poco más liberadas, entonces ellas son así, pero eso no quiere decir que ellas van avanzadas y nosotras atrasadas, sino que cada una en como es su contexto va agarrando la onda. ”
(Berrio, 2019)

En este texto, mientras platican de cómo han ido progresando en esta actividad, mencionan cómo las mujeres de la costa o del centro del municipio, han acudido a la comunidad en la montaña con talleres, cursos y demás actividades de empoderamiento. A pesar de las diferencias de las mujeres, se unen en la misma lucha, porque todas son mujeres y todas han sido discriminadas. Incluso en las entrevistas, las feministas comunitarias dicen que no es necesario que una mujer viva en una comunidad para considerarse como tal.
Otro ejemplo del feminismo comunitario en México es el del proceso de empoderamiento de las mujeres matlatzincas de la comunidad de San Francisco Oxtotilpan, México, a través de prácticas productivas, alimentarias y culturales en torno al maíz nativo. En un estudio de este caso se observa que “el poder femenino cobra importancia en la vida comunitaria, cuando una minoría de campesinas empoderadas adquiere fuerza y se convierte en el potencial para lograr cambios sociales sustanciales.” (Rincón Rubio, Vizcarra Bordi, Thomé Ortíz, & Gascón Muro, 2017)
Otros temas a explorar son las diferencias con algunos otros movimientos feministas, como el hecho de que trabajan de la mano con los hombres de las comunidades, que también el comunismo comunitario tiene su propia visión de la sociedad, política y economía, haciendo también una crítica a lo que llaman el “feminismo occidental”. A pesar de estas diferencias, que valdría la pena seguir investigando, siempre llegan a la conclusión de que la lucha que se hace en conjunto, de la hermandad, de la sororidad, incluso a otro nivel por su visión de crear comunidad.

Se puede estudiar y escribir mucho más del feminismo comunitario, ojalá se haga y que tenga mucho más foco en el diálogo público, y sobre todo, más apoyo por parte del gobierno, asociaciones civiles, etc. Todo lo mediático en torno al feminismo, de lo que escribía al inicio, está bien como actividad, también influye en la agenda pública y en la cosmovisión de las y los mexicanos. Pero el feminismo no debe quedarse solo ahí, ese no puede ser el único activismo que se haga, ese no puede ser el único feminismo que practiquemos.
Como decía el reporte de ONU Mujeres antes citado, es necesario implementar medidas en los tres niveles de gobierno; incluso yo añadiría ir más allá, que no quede hasta el nivel municipal, sino ir comunidad por comunidad, colonia por colonia, impulsando acciones diferenciadas que obedezcan al contexto específico de cada lugar. Necesitamos unirnos con todas nuestras hermanas en cada rincón del país, porque México no va avanzar, si no avanzamos todas y todos por igual.
Twitter: @ligia_monteros
Fuentes consultadas
Berrio, L. R. (2019). Conversaciones a tres voces sobre el feminismo comunitario de Guerrero. Encartes, 231-248. Obtenido de https://ia601009.us.archive.org/28/items/encartesvol2num4/12-rosa.pdf
Comunidad Mujeres Creando Comunidad. (2014). El tejido de la rebeldía ¿Que es el feminismo comunitaro? La Paz.
ONU Mujeres . (2019). Violencia Femenicida en México. Obtenido de https://www2.unwomen.org/-/media/field%20office%20mexico/documentos/publicaciones/2019/infografa%20violencia%20onu%20mujeres%20espaol_web.pdf?la=es&vs=5828
Ortiz, A. (03 de 02 de 2020). 2019, el año con más mujeres víctimas en México. El Universal. Obtenido de https://www.eluniversal.com.mx/nacion/2019-el-ano-con-mas-mujeres-victimas-en-mexico
Rincón Rubio, A., Vizcarra Bordi, I., Thomé Ortíz, H., & Gascón Muro, P. (2017). Empoderamiento y feminismo comunitario en la conservación del maíz en México. Revista Estudos Feministas, 25(3), 1073-1092. Obtenido de http://dx.doi.org/10.1590/1806-9584.2017v25n3p1073
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