Por Charles Gnomosky, Lic. y docente en ComSoc

Estamos a escasos días de tener elecciones presidenciales en nuestro país, un sexenio que fue diferente a muchos, pero al mismo tiempo igual que casi todos. Para una parte de la población cumplió el presidente, para otros, una total decepción. Más preguntas que respuestas sin duda alguna.

¿Qué está en juego en esta elección? La continuidad y la posible consolidación de un sistema político que puede prevalecer por décadas. Por otro lado, un cambio radical sin mucha estructura de una oposición debilitada en casi todos los sentidos.

El actual gobierno tuvo aciertos, pero también muchos desaciertos. La violencia generalizada en gran parte del territorio nacional, una deuda a deber y una materia pendiente para quien llegue como nuevo presidente o nueva presiente quien tendrá que afrontar. Una economía extrañamente estable, pero en los bolsillos del ciudadano de a pie, no parece ser así.

Un sexenio extraño, con los primeros años de gobierno que parecían mucho más a discursos de campaña, pero sin gobernar. Esto no es el PRI, no es el PAN ni el PRD o Movimiento Ciudadano, estos seis años fueron de Morena. Un mundo nuevo que huele a lo viejo.

Unas campañas tibias, un proceso electoral gris y acartonado, con personajes sin muchos giros narrativos. Las redes socio digitales que potencializando los mensajes y evidenciaron malos manejos, al final, los memes, esos si no faltaron.

Debates, nuevos y viejos personajes. La política en México, la política a la mexicana, esa política que habla de lo mismo, solucionar los verdaderos problemas. Nadie hace nada, nadie dice nada. ¿O ya hemos hecho todo? ¿Qué es lo que le falta a este país?

¿Qué nos falta vivir como nación para realmente cambiar? ¿Dónde están la voz de los jóvenes?  ¿Dónde están los adultos funcionales? ¿Dónde está usted parado estimado lector, estimada lectora en este momento?

Sexenios van, sexenios viene. Candidatos y candidatos van y vienen. Más preguntas que respuestas.