El valor de la mentira

En este texto, Gnomosky nos relata el caso de la ministra Yasmín Esquivel, habla de sus consecuencias y reflexiona sobre los impactos que puede tener en la sociedad. En tu opinión, ¿qué debería hacer Esquivel?

Por Charles Gnomosky, comunicólogo

Mentir, engañar, plagiar. Palabras tan constantes en una sociedad y nación como la nuestra. En semanas pasadas, la ciudadanía de este país se enteró por una investigación periodística de un posible plagio en la tesis de licenciatura de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel. Hubo sorpresas, pero no quedó ahí, también nos enteramos de otro plagio, la de su tesis de doctorado.

Análisis académicos demostraron lo obvio, una copia sustancial en sus trabajos. Aunque la propia Ministra se defendió, el proceso e investigaciones continúan. Tanto la UNAM como la Universidad Anáhuac se han manifestado de forma tibia. En el horizonte, al parecer no habrá consecuencias para la todavía Dra. Esquivel y mantendrá sus grados académicos.

¿Qué se puede pensar de todo eso? El propio sistema educativo infestado del mal común de este país: corrupción. Lo peligroso del asunto, ya no son las prácticas de una joven sin experiencia, sino la de una adulta que tiene la responsabilidad de defender la Constitución. Pero, ¿Cómo creer en alguien en alguien que mienten?

La verdad y la honorabilidad quedan en juego. ¿Cómo podemos exigir un país más justo? Cómo podemos combatir la propia corrupción, cuándo los que están destinados a combatirla son parte de ella. ¿Qué se puede hacer? Por el bien de las propias instituciones, del propio país, es necesario que exista consecuencias reales en este asunto.

Retomado del canal de Excélsior TV

Este caso, igual que muchos, lo que nos demuestra es los objetivos personales están por encima los intereses en común. Los que están al mando y cargo de las instituciones han mentido para obtener algún beneficio. Existe una constante en esta historia: la mentira en las propias acciones.

Si no reconocemos estos males dentro de las propias instituciones no sólo educativas sino de toda índole, las cosas no cambiarán. Tenemos que aceptar que la corrupción es el aceite que engrasa el régimen y gobierno. Responsabilidad personal y social en esto. “Yo miento, tú mientes, todos mentimos”, pareciera el tenor de esta sociedad atroz. El valor de la mentira para mantener un sistema.

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