Por Charles Gnomosky
Ignorar algo no sólo significa desconocer un tema o no tener los conocimientos acerca del mismo, ignorar también es negar la existencia de algo. La ignorancia también puede ser letal y en circunstancias como la actual pandemia, puede matar a las personas.
La nueva normalidad ha llegado y hemos tenido que adecuarnos a la compleja realidad. Siguen pasando los días y las semanas y poco a poco la ciudadanía se empieza adaptar a las nuevas dinámicas de convivencia, en la cual sigue latente un enemigo que todavía no sabemos combatir.
Nos damos cuenta que por más incentivos del gobierno y más indicaciones de instancias gubernamentales para evitar contagios por Covid-19, la ciudadanía o una parte de ella hace caso omiso. Los decesos continúan y a pesar, que el semáforo epidemiológico se encuentra en color naranja, las personas salen cada vez más a las calles sin seguir precauciones sanitarias.
Más allá de la misma ignorancia de una parte de la ciudadanía, nos damos cuenta de que la situación es confusa y las problemáticas sociales, culturales y económicas son multifactoriales y la realidad nos indica que las necesidades económicas son mayores que el temor de contagio. Las personas tienen que salir a trabajar aun con el riesgo de contraer la enfermedad.
No es sólo es el uso de gel antibacterial constantemente en las manos, el uso de tapabocas o mascarilla, realizar la sana distancia y demás acciones para evitar el contagio, sino de no creer sobre la existencia de un virus que mata a las personas. De lo que hablamos aquí es sobre el respeto hacía el otro que toma las medidas necesarias para cuidarse y al mismo tiempo, cuidar a los suyos, a nosotros.
La ignorancia es un virus, del cual, al parecer no podemos curarnos. Es mejor negar la existencia del mal que preocuparnos por combatirlo. Tendremos que aprender a vivir con un enemigo invisible, con un virus que navega por las calles de nuestra ciudad, el cual, puede ser mortífero si no tenemos las medidas necesarias.
También te puede interesar:
López-Gatell, ¿de experto a politiquero?
Covid-19, ¿el fin del ser máquina?
Consecuencias políticas del COVID-19