La utopía como diseño de las políticas públicas y los proyectos legislativos

Por Óscar Cuevas

La utopía, desde Tomás Moro, ha funcionado como un espacio deontológico. Buber y Žižek proponen su aplicación práctica como transformación social

Žižek definió palabras más palabras menos a la política diciendo que era la ciencia de la utopía. Martin Buber lo había hecho ya en sus Caminos de utopía. El escritor israelí señala en esta obra la importancia del pensamiento utópico como piedra de toque para la evolución de cualquier rama del saber humano.  Para ambos la utopía funciona pues como un instrumento, una herramienta de análisis de lo real que permite trazar futuros posibles.

La teorización al servicio de la praxis científica es lo que pensaban ambos filósofos. El pensamiento utópico debe entonces, ser un puente que sirva de tránsito hacia eso que en un principio se concibe como imposibilidad práctica. Para el sociólogo esloveno la política es entonces aquella ciencia que busca la realización de lo imposible.

Aquí es cuando se choca con la realidad y se recuerda que lo político y la política no son la misma cosa, mucho menos los politiqueros de los cuales están llenas nuestras cámaras.

Y es precisamente por ellos, que la política ha dejado de ser del interés de los ciudadanos. Hay que aclarar, que como siempre, hay excepciones; pero la gran mayoría de nuestros representantes han convertido a los recintos de deliberación en una grosera broma llena de clientelismos y favores privados que no toman en cuenta a la desinformada ciudadanía.

La falta de deliberación política se evidencia con la rapidez que han sido aprobadas reformas fundamentales para el futuro del país. Los ridículos tiempos de discusión ponen en tela de juicio la falta de compromiso político por parte de la mayor parte de los legisladores.

Otro ejemplo lo encontramos en la negativa de la prohibición de una técnica tan dañina para el suelo y sus alrededores como lo es el fracking, las bancadas del centro y centro derecha aprobaron, a pesar de tener en sus manos evidencias  científicas aceptadas y casos internacionales que apoyaban la negativa, la aplicación de una técnica suicida, que ha provocado afectaciones tanto a los trabajadores como a los pobladores cercanos de los lugares en donde se lleva a cabo esta manera de extracción del crudo.

En fin, la política o mejor dicho, la politiquería mexicana va en contra de la noción expuesta al principio de estas notas. No solamente no se busca innovar, sino que ni siquiera se respetan los reglamentos de las cámaras, ni los procedimientos internos de las mismas. Tampoco se presta atención a la necesidad de transformar la manera de hacer política.

La sociedad post-moderna mexicana necesita una transformación en el terreno político. La metodología legislativa peca por su rapidez e ineptitud. La falta del proceso reflexivo invade toda la administración pública pero principalmente nuestras cámaras de deliberación. Es imprescindible que esta manera de hacer política se transforme radicalmente en un ejercicio sistemático en donde la utopía sirva como disparador para el diseño de políticas públicas y legislaciones mejor construidas y aplicadas.

@CuevasO33

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