Por Óscar Salazar
Los colgaron después de golpearlos por horas. Nunca supimos a ciencia cierta si eran culpables. Para la muchedumbre, así fue.
Las notas sobre linchamientos a lo largo y ancho del país, en los últimos meses, están a la orden del día. La sociedad desesperada y harta de la incapacidad del sistema judicial para prevenir o condenar a maleantes ha desatado una ola de linchamientos. Pondremos como ejemplos algunas notas de “El Universal”, que casi todos los días ha publicado un artículo sobre este acontecimiento.
El día 11 de octubre del presente, se reportaba que en Zacatecas, en el municipio de Cuauhtémoc, los habitantes del municipio exigieron la renuncia de los policías, debido a que liberaron a un sujeto acusado de robarse a un infante. Así que los habitantes arremetieron contras las instalaciones de la policía municipal. La desconfianza y la solicitud de la población generó que la policía estatal entrara a cubrir la seguridad del municipio.
El día 5 de octubre en el Estado de México, en el municipio de Zacamulpa, los habitantes arremetieron contra patrullas e instalaciones del Ministerio Público para linchar a un sujeto acusado de robar en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe.
El día 3 de octubre, también en el Estado de México pero en el municipio de Ecatepec, se reportaba el intento de linchamiento a sujeto que abordó una unidad de pasajeros donde despojara de dinero y celulares a los usuarios.
El día 2 de octubre, en el estado de Oaxaca, municipio de Santiago Manatlán, lincharon a un sujeto residente del municipio de Ecatepec, el individuo fue identificado por los pobladores como ladrón de casas habitación, el sujeto fue trasladado al palacio municipal y ante la negativa de procesarlo, los pobladores hicieron sonar las campanas (literal) para que se reunieran más ciudadanos y linchar a la persona.
Para Thomas Hobbes, filósofo ingles cuya principal obra es Leviatán, el instinto de conservación justifica que las personas realicen actos en contra de la ley, pues nada puede obligar las personas a renunciar a su conservación.
La creciente ola de inseguridad en México y la incapacidad del poder judicial y no solo de dicho poder sino también del legislativo y ejecutivo, para garantizar educación de calidad, trabajos dignos y bien remunerados, que el terminar una carrera sea garantía de una mejor calidad de vida, la falta de infraestructura, han orillado a cierto grupo de la población a unirse a las filas del crimen.
Recordemos que años atrás, durante la guerra fallida del entonces presidente Felipe Calderón, los habitantes del estado de Michoacán y de Guerrero se unieron para formar policías comunitarias. En aquel sexenio, Calderón, declararía que no renunciaría en su combate contra los malos pero ¿Quiénes eran los malos? Para él, los civiles solo eran bajas colaterales, un número estadístico, una muerte generada por los malos, aunque en más de una ocasión se comprobó que la muerte de los civiles habían sido a manos de policías o del ejército, quienes buscaban implicar a los civiles y les fabricaban pruebas para demostrar que ellos solo reaccionaron ante una agresión.
La formación de las policías comunitarias, fueron un foco rojo de lo que estaba por venir, pues en la actualidad, no solo los vecinos de las sierras se unen para linchar a presuntos delincuentes sino que en las calles de la Ciudad de México se pueden leer letreros en las casas con leyendas “si te agarramos te chingamos” “vecinos vigilando”.
Gracias a las redes sociales, estos acontecimientos saltan a la agenda pública, se leen comentarios sobre personas que aparecen en videos como “estos héroes le dan su merecido a delincuente” la frustración, el dolor, la ira, la desconfianza, el miedo, nada que perder, han orillado a que cada vez más ciudadanos se unan y legitimen estos acontecimientos pero ¿Se puede culpar a la sociedad por cometer estos actos? ¿Quiénes son los responsables del actual clima de barbarie?
Retomando a Hobbes, postulaba que al instituirse el Estado, se perdía el derecho de defender a otros pero no a sí mismo por lo que estos actos estarían justificados.
Es evidente que el abandono por parte de los diferentes niveles de gobierno y la corrupción, la cual, para el actual presidente corre por el ADN de cada uno de los mexicanos, han orillado y seguirán orillando a la población para tomar justicia con sus propias manos.
@ozzsalazar
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