Todos somos víctimas de la moda, ya sea por influencias musicales, sociales, ideológicas o religiosas. Las mujeres occidentales, a cuenta gotas, se han abierto espacios en la vida política, económica y cultural, han luchado en contra de estereotipos impuestos por ideales caducos, en la actualidad las mujeres no son máquinas para parir hijos, ni son propiedad del padre o esposo, esta lucha tiene batallas en todos los frentes y uno de ellos es la ropa.
En los pasados juegos olímpicos de Rio de Janeiro, Brasil, las competidoras egipcias de voleibol de playa levantaron polémica por su modo de vestir, las egipcias, Doaa Elghobashy y Nada Meawad utilizaron “Burkinis” trajes de baño de cuerpo entero (incluyendo la cabeza) para no faltar a su fe religiosa, musulmana.
El gobierno francés, tras los atentados terroristas en Niza, perpetrados por un grupo fundamentalista islámico, prohibió el uso de este traje de baño en sus playas. Las órdenes dadas a la policía son “solicitarle a la mujer que se vista adecuadamente” es decir trajes de baño de una o dos piezas, según la alcaldía de Niza estas acciones son necesarias para evitar posibles agresiones.
Hasta hoy, el laicismo no se cuestionaba pero, este tipo de acciones nos obligan a preguntarnos ¿El laicismo tiene límites? ¿El vestirse de X forma porque la creencia religiosa así lo estipula ofende a la sociedad? En la actualidad los musulmanes han sido estigmatizados por las acciones de grupos fundamentalistas, pero, ¿Acaso no los cristianos asesinaron a millones de personas alrededor del mundo en nombre de Dios? ¿Qué hay de los atentados del gobierno Judio al palestino? ¿El gobierno obligará a que no se use un solo distintivo religioso en las calles? Si se prohíbe el burkini ¿Qué hay de la kipá?
Todos los extremos son peligrosos, es obligación del gobierno, la sociedad y las instituciones religiosas repudiar acciones extremistas que atenten contra el bienestar de todos solo porque no profesan la misma fe. Es un hecho que cada uno de nosotros, dependiendo de nuestro contexto familiar, estamos condicionados a determinada creencia, nuestros padres no la impusieron, y a ellos sus padres, y así, hasta el inicio de los tiempos. Pero muchos de nosotros nos hemos librado de esas creencias y preferimos profesar nuestras creencias de manera libre, sin ataduras institucionales impuestas por las iglesias.
Es obligación de cada uno de nosotros desarrollar y potencializar nuestro físico, mente y espíritu, cada quien encontrará la forma y el modo sin atentar contra la dignidad de los demás.
Los hombres nos hemos divido en géneros, continentes, razas, países, colores, religiones, hemos creado líneas artificiales, llamadas fronteras para diferenciarnos de los demás.
¿Es absurdo que las mujeres musulmanas vistan este tipo de prendas? Pero ¿Por qué los musulmanes deben de ser calificados con valores occidentales? ¿El negarle a estas mujeres el uso del burkini es un retroceso o un avance del laicismo? Las mujeres ya lucharon para poder usar pantalones, mini faldas, escotes, trajes de baño, en general por vestirse como ellas lo deseen, ahora ¿lucharán de nuevo para aceptar el uso de ropas que cubran todo el cuerpo? ¿Cuál es el punto medio? ¿Será el gobierno quien dicte las reglas de vestimenta, o la industria de la moda o la religión?
Como sabemos este tipo de vestimenta, fue impuesto por los musulmanes para que las mujeres no provocaran a los hombres, como si la violencia de género fuera por culpa de ellas. Los invito a ver la película “Persépolis”, la cual, nos muestra el cambio de paradigma social, cultural y religioso en Irán.
Para obtener una verdadera libertad ¿Estaríamos dispuestos a que nuestros hijos crezcan sin ninguna etiqueta para puedan verdaderamente elegir entre las miles de opciones de vida que hay afuera o incluso para tener el derecho a no elegir y crear un nuevo paradigma de vida y creencias?
A las personas nos gusta lo común, lo que es a fin a nosotros, por eso, a pesar de nuestros esfuerzos por “ser diferentes” nos juntamos con personas que congenien con nuestra forma de vestir y pensar y es así como se crearon: los cholos, emos, skinheads, rastas, darks, rudeboys, yupis, etc. Todos los demás son ajenos a nosotros. Cuando crecemos esas diferencias se acentúan por cuestiones económicas, la sociedad nos brinda un estatus, el cual, luchamos por mantener.
Hemos reprochado, y seguiremos haciéndolo, las acciones que ha fomentado la Iglesia Católica en México por realizar discursos de odio contra la comunidad LGBT, pero también es importante reprochar las acciones de los gobiernos por estereotipar a las personas por sus creencias religiosas.
Por Oscar Salazar
@ozzsalazar