La historia nos ha demostrado que no hay equilibrio (óptimo) duradero entre oferta y demanda con el mercado dejándolo sin ninguna restricción (laissez faire) y sin intervención estatal alguna, es decir el mercado no se autorregula, ni asigna los recursos de manera eficiente (ni mucho menos equitativamente) por sí solo, tampoco todos los actores son racionales, ni tienen toda la información y desde luego no existe la competencia perfecta, ésta es un critica –y yo la comparto- de Stiglitz y mucho más pensadores (tanto de marxistas como neo keynesianos) a los fundamentalistas de mercado y sus dogmas (en los que siguen atrapados).
Así, que siguiendo esto último, para mi es necesaria una adecuada intervención del Estado -su sector público y productivo- con una apropiada planeación en el mediano y largo plazo en el rumbo de economía (no en el rumbo de la sociedad: Estado autoritario), para que regule (sobre todo al sector financiero), promueva e innove el desarrollo económico y social sustentable; y si, es necesario que este Estado tenga una eficiencia recaudatoria plausible y una Hacienda pública sólida, y la mejor manera de lograr esto es con un modelo tributario progresivo (en donde quien más gane –dependiendo de los ingresos/ganancias de las personas físicas y morales- pague más).
Esto es totalmente lo contrario que se empezó a hacer –hacia finales de los 70’s y principios de los 80’s- con el arribo de los gobiernos conservadores de Reagan y Thatcher en EU e Inglaterra respectivamente, en donde empezó la desgravación sucesiva de los impuestos progresivos a la renta (ya fueran a ciudadanos o empresas), con lo que más adelante los gobiernos (sobre todo en algunos países de A.L.) –al seguir estas ideas del paradigma neoclásico-monetarista- perdieron sus capacidades para administrar sin deuda ni déficit estables -sumado a la caída de los precios del petróleo- sus finanzas públicas, lo que llevo a los salvajes ajustes y de estabilización fiscal y monetaria (PAE) de parte del FMI y el BM de los años 80.
Ahora, recordemos, también este proceso de reformas neoliberales iniciado por la dupla conservadora de Reagan y Thatcher llevó a cabo una desregulación financiera, una apertura comercial irrestricta, la privatización de las empresas otrora estatales, la contracción de la inversión pública productiva y del gasto social y la flexibilización laboral (con la contención salarial debido a la caída en la tasa de ganancia de la economías desarrolladas en aquel entonces).
Todo esto llevó a un proceso de desindustrialización de la economía, rompimiento del enlace salarios-poder adquisitivo-demanda agregada, lo que llevó a un largo endeudamiento y posterior crisis financiera y económica (2007-2008), con el rompimiento de la burbujas que se crearon por la excesiva deuda acumulada de personas y empresas, ya que como no se regulo adecuadamente por varios años a los bancos privados, estos hicieron lo que quisieron (créditos hipotecarios impagables y especulación financiera) y llevaron a la quiebra a familias y empresas, y ya sabemos quién tuvo que salir al rescate de estos mismos: El Estado, y también ¿quién tuvo que pagar mayormente la crisis? pues los ciudadanos (impuestos), y así deudas privadas de unos cuantos se convirtieron en deudas públicas, y con los ajustes draconianos el mayor peso de la crisis se cargó a las clases bajas y medias, esto es básico, ya que como bien menciona Chomsky lo que persiguen mayormente estos actores económicos de elite en este modelo neoliberal (y para ello tienen a sus gobiernos tecnócratas para que lo puedan realizar) es privatizar las ganancias y socializar las perdidas.
De igual forma hay que aclarar de nuevo, que no estoy hablando de volver a una economía estatizada, creo y pienso, que se necesita un mayor equilibrio entre el sector público y el sector privado en un nuevo pacto social y económico, renovando el papel activo del Estado (con una adecuada fiscalización de los recursos públicos y con una evaluación constante –sociedad civil e instituciones y organismos autónomos- de los programas de inversión productivos y sociales) y de un sector público y social mucho más productivo y dinámico (privilegiando la inversión productiva y privada -en áreas y actividades productivas- mucho antes que la especulativa) en una economía mixta que actué para las necesidades sociales antes que para los beneficios utilitarios.
Es decir, abandonar poco a poco el paradigma de la economía de mercado desregulada (atacando adecuadamente a los grandes monopolios y oligopolios empresariales -incluido el sector financiero- y promoviendo una verdadera y leal competencia en el mismo) como opción totalitaria, única e infalible, por un modelo económico mucho más humano, equitativo e incluyente, en un nuevo pacto (social y económico) con crecimiento económico sostenido (con un modelo tributario mucho más progresivo) y con justicia (equitativa y productiva) redistributiva del ingreso.
Por lo que de igual manera hay que romper este enfoque que decía que “la riqueza de las naciones se sustentaba en el principio de que la persecución del interés individual llevaba al beneficio colectivo” (A Smith); Ya como vemos -al paso de los años- Smith estaba equivocado (gran concentración del ingreso en muy pocas manos), hoy en día el equilibrio óptimo se puede conseguir al maximizar primeramente (planeación, coordinación y cooperación) el beneficio colectivo; Así se puede lograr en el mediano y largo plazo -y de mejor manera- el beneficio individual.
Y todo esto solo se puede lograr desde un renovado Estado Social y Democrático –verdaderamente participativo- de Derecho
Jorge García
@jorgegarciag26