Las elecciones en EE.UU,  las consecuencias climáticas y la rivalidad con China

Por Lic. Ma. Concepción García de la Rosa.

El mayor defecto de Biden no son sus políticas, sino su avanzada edad. «La vejez», se lamentaba Trotsky, «es la más inesperada de todas las cosas que le pueden suceder a un hombre». Joe Biden, el demócrata de 81 años, conoce esa sensación.

Ya es el presidente más viejo de la historia de los Estados Unidos de Norteamérica, aunado a su desastrosa actuación en la que parecía cansado y abrumado en el duelo televisivo contra su rival Donald Trump a fines de junio, cada vez más personas de su partido se habían preguntado si Biden estaba en condiciones físicas y mentales para liderar el país por otros cuatro años, ya que se le veía luchando contra todos los instintos del político de carrera, por no mencionar la naturaleza humana, renunció a las trampas del poder por el bien del país. Fue, sin duda, una elección honorable retirarse de su candidatura.

Biden, quien actualmente se recupera de una infección por coronavirus, lo anunció en una carta que se distribuyó en varias plataformas sociales: «Aunque mi intención era presentarme a la reelección, creo que es lo mejor para mi partido y para el país si renuncio y me concentro únicamente en cumplir con mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato«, escribió.

Recuperado del canal RTVE Noticias

Tras su anuncio, muchos demócratas rindieron homenaje a la carrera política y a la presidencia de Biden. El ex presidente de los Estados Unidos Barack Obama, bajo quien Biden se desempeñó como vicepresidente, lo describió como uno de los «presidentes más importantes» de la historia. Es un «ejemplo histórico de un verdadero servidor público que una vez más pone los intereses del pueblo estadounidense por encima de los suyos«, dijo Obama.

Biden ha servido al país durante medio siglo, a menudo con sacrificio personal. Su carrera, que abarca 36 años en el Senado y casi 12 en la Casa Blanca, tiene pocos parangones en la historia de Estados Unidos. No menos importante: los demócratas siempre lo recordarán como el hombre que evitó un segundo mandato desastroso para Donald Trump en 2020.

La carrera política del expresidente Donald Trump ha estado marcada sobre todo por los intentos de dividir al pueblo estadounidense entre sí. Incluso cuando fue rechazado por los votantes, como lo fue en 2020, sus instintos y acciones fueron fomentar una rebelión ilegal para anular la voluntad del pueblo estadounidense, como lo demuestran sus comentarios y acciones el 6 de enero de 2021.

Cualquier parecido con la realidad de nuestro México, no es mera coincidencia. La única gran diferencia es que Trump, sí se sentó en la sala del tribunal para su juicio por presuntamente encubrir pagos de dinero para silenciar en el Tribunal Penal de Manhattan el 21 de mayo de 2024 en la ciudad de Nueva York. Trump fue acusado de 34 cargos de falsificación de registros comerciales el año pasado, que según los fiscales fue un esfuerzo por ocultar un posible escándalo sexual, tanto antes como después de las elecciones presidenciales de 2016. Trump es el primer expresidente de Estados Unidos que enfrenta un juicio por cargos penales. Algo que aquí en México jamás sucederá.

Menos mal que la bala de un asesino no alcanzó a Trump. Ahora nuestros vecinos distantes tendrán un verdadero desastre, deben enfrentar la causa, y rechazar esa cultura de violencia política de una vez por todas. La única manera de poner fin a la cultura de la división política y la violencia es buscar nuevas voces que unifiquen a nuestro país vecino, de manera genuina, no falsa como nos pasó en México.

Los partidarios de Trump tienen preocupaciones y quejas reales con respecto a los problemas en nuestro México. Sin embargo, los migrantes no tienen la culpa. Pero igualmente, debemos hacer un llamado a todos los migrantes mexicanos, correligionarios del mismo dolor para que rechacen la cultura de violencia en la que Trump se ha apoyado como estrategia política durante tanto tiempo.

Retomado del canal de El Universal

Aunado a ello, Estados Unidos se enfrenta, en términos climáticos a una muy determinante elección. Es decir, si Trump gana las elecciones estadounidenses, esto podría tener consecuencias dramáticas para la política climática.

La investigación, publicada en Environmental Science and Policy, sugiere que el mandato presidencial de inacción de Estados Unidos sobre el cambio climático crearía un efecto dominó en otras naciones. En última instancia, esto podría retrasar la reducción de las emisiones globales en una década.[1]

Esto podría tener consecuencias dramáticas para el clima: con la legislación actual de Estados Unidos, las emisiones caerán un 43 por ciento para 2030 en comparación con 2005, según un análisis de la publicación climática británica Carbon Brief.[2]

Esto se debe, en particular, a la «Ley de Reducción de la Inflación» (IRA), que incluye un gran número de subvenciones a las tecnologías verdes. Si una segunda administración de Trump, como se anunció, retira todas las medidas de protección climática de la administración del presidente estadounidense Joe Biden, las emisiones solo caerán en un 28 por ciento. Según Carbon Brief, esto sería fatal: «Un segundo mandato de Trump que desmantele con éxito el legado de la política climática de Biden probablemente frustraría todas las esperanzas globales de limitar el calentamiento global a menos de 1,5 grados«.

Sin embargo, queda por ver si una administración de Trump eliminaría por completo los subsidios IRA. Este dinero beneficia principalmente a los electores que votan por los republicanos, como muestra un análisis de la agencia de noticias estadounidense Bloomberg. Estos suelen ser más rurales y, por lo tanto, tienen más espacio para parques solares y eólicos.

Además, los precios básicos y los salarios son más bajos allí, lo que hace que la construcción de fábricas, por ejemplo de baterías, sea más lucrativa. El análisis concluye: «En un segundo mandato de Trump, podría haber un intento concertado de hacer retroceder la agenda verde de Biden. Pero para que eso suceda, Trump tendría que hacer que muchos republicanos voten en contra de dos cosas que todo distrito necesita con urgencia: empleos y dinero, ya sea verde o no».

Conflicto con China

El clima y, por lo tanto, la política industrial de una segunda administración Trump también tendría consecuencias geopolíticas: es probable que la rivalidad entre Estados Unidos y China aumente aún más. China es líder en tecnologías del futuro, como las energías renovables y los coches eléctricos. Por lo tanto, el gobierno de EE. UU. tiene una opción: puede intentar romper el dominio chino promoviendo las tecnologías verdes, como está haciendo Biden. O puede dejar el mercado a China.

Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), dice: «La transición a la energía limpia está ocurriendo en todo el mundo y es imparable«.[1] Las tecnologías verdes están creciendo exponencialmente y sus costos están disminuyendo. Un sistema energético basado en el carbón, el petróleo y el gas no puede seguir el ritmo porque los costes no pueden reducirse al mismo ritmo.

Lo que significaría una victoria electoral de Trump para la política climática internacional se puede prever: es probable que uno de los primeros actos oficiales de Trump sea retirarse del Acuerdo de París. Ya lo hizo durante su primer mandato, sin consecuencias significativas.


[1] Dr Fatih Birol – Author – IEA


[1] Cómo la retirada de EE.UU. podría influir en la cooperación en el marco del acuerdo climático de París – ScienceDirect

[2] ‘Drill, baby, drill’: la sorprendente historia del eslogan de Donald Trump sobre los combustibles fósiles – Carbon Brief

Puntuación: 4 de 5.

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