Por Charles Gnomosky

Los pronósticos fueron ciertos, tendremos a la primera presidenta de México con Claudia Sheinbaum. ¿Qué podemos esperar con la primera mujer a cargo de la presidencia de este país? ¿Cambiará algo? ¿Será una continuación del gobierno todavía en turno? ¿O será un gobierno distinto? Los ciudadanos sólo podemos preguntarnos: ¿Y ahora qué?

Tendremos que esperar a que entre en funciones y las decisiones que tome, empiecen a tener efectos. Existen muchas preguntas y hasta el momento pocas respuestas. ¿Qué timón tomará la presidenta electa? ¿Cuál será su estilo de gobierno? Podremos o no esperar los cambios que ha necesitado este país desde hace décadas, eso, sólo el tiempo lo dirá.
Con la presentación de su gabinete, las figuras designadas al frente de las Secretarías de Estado nos dicen algo, un pul de personajes experimentados que pueden respaldarla durante su mandato. El tema de la violencia generalizada y exacerbada en gran parte del país, es un punto central pendiente a resolver. Tendremos que seguir con lupa cada movimiento de la nueva presidenta. Accionar o dormirse en sus laureles.

Una oposición debilitada, pero con una tarea titánica de convertirse en una verdadera oposición. ¿Cambiará algo en ellos? ¿Cambiará algo en la ciudadanía? Los cuestionamientos con argumentos, los cambios se realizan con acciones.

Seguirán las preguntas con los meses siguientes. ¿Qué nueva narrativa tendremos con Claudia? ¿Existirán nuevos héroes o heroínas, villanos o villanas en este cuento llamado México? Podemos estar a favor o en contra de ella, lo que es una realidad es que tenemos que confiar en su visión y perspicacia para gobernar a todo un país.

Prudencia, paciencia y esperanza. ¿Cómo se construye un clima de confianza? Con el diálogo y las decisiones tomadas con información. Tiene que construir un ambiente idóneo, para gobernar con autonomía, todos los actores políticos tendrán que abonar para sucedan las mejores decisiones. Los ciudadanos y ciudadanos que votaron y no por ella nos seguiremos preguntando: ¿Y ahora qué?