Por Óscar Salazar
Las megaciudades han provocado una nueva enfermedad: el estrés, y con ello, la violencia. Día con día vemos videos en redes sociales que evidencian el estado de hartazgo en que vivimos en la Ciudad de México.
¿Qué necesitamos hacer para evitar que esto escale? ¿Es la micro-violencia el resultado de la falta de planeación de las urbes y el incremento del índice de criminalidad? Déjanos tu respuesta al final del texto.
Hace unas semanas, se viralizó el video de un señor que había sido apuñalado por otra persona, en un estacionamiento en el estado de Veracruz, por haberle ganado el lugar, sin embargo, este no es un hecho aislado, me atrevería a asegurar que a diario se conoce sobre crímenes entre ¿ciudadanos?
Un delincuente que se sube a un camión o una combi, roba las pertenencias de las personas y le quita la vida a alguien que trató de oponerse al robo, desafortunadamente no resulta extraño, pero la conclusión a este hecho es simple, que se haga justicia y lo encarcelen.
Pero el escenario al primer hecho es totalmente diferente, el Sr. X va de compras con su familia al supermercado, el Sr. Y también hace lo propio, ninguno de los dos sale de su casa pensando en los mejores horarios para cometer un robo, ninguno de los dos tiene cómplices, ninguno de los dos sale con la idea de apuñalar a otro, o de darle un balazo, o pegarle un batazo en la cabeza, y sin embargo, sucede.
El Sr. X se tiene que frenar de golpe porque un camión obstaculiza el paso haciendo maniobras para dar una vuelta en “u”, el Sr. Y viene detrás y no tolera que el de enfrente se quede pasivo, empieza a aventarle las luces y a pitarle, el Sr. X lo mira por el retrovisor y alza sus manos expresando, “qué quieres que haga, estorba, para dónde me hago”, pero el Sr. Y que no tolera la pasividad sale de su automóvil con un arma cargada, se para a un lado de la puerta del conductor de enfrente y lo mata.
La historia anterior quizá les parezca absurda, pero día con día los ciudadanos salen a enfrentarse no solo al sistema, ni contra los policías corruptos o los delincuentes, sino que ahora ha aparecido un nuevo rival y ese es el vecino de a lado, una mentada de madre ya no basta para descargar la ira, el odio, el estrés, cada vez más son las personas que toman acciones con sus manos.
No estamos hablando de linchamientos en una comunidad, o en el transporte público. El Sr. Y, quizá, harto de la delincuencia decidió comprar un arma para defenderse, las noticias de “justicieros” también son cosa de todos los días, pero el Sr. Y se encuentra a la defensiva contra todos, ya no se hacen distinciones, ya no es una lucha del bueno contra el malo, es una lucha campal de todos contra todos para que no te ganen el lugar y si lo hacen, ¿lo matas?
Si viajas a diario en el metro o metrobus, en la CDMX, sabrás que las peleas también son una constante, por empujones o porque alguien literalmente voló al tratar de conseguir un lugar, los de afuera desesperados por entrar empujan hasta que la masa que se encuentra dentro del vagón cede un milímetro y lo dejan entrar, sabes que no puedes reflejar debilidad porque serás aplastado por la masa que solo se preocupa por llegar a sus destinos, entonces, colocas tu mochila estratégicamente para que el de enfrente se lastime la espalda cada que te empuje o le pones el codo en la cara para que no se acerque más o de golpe te haces hacia adelante para que se caiga la persona que viene recargada detrás de ti.
Cero diálogo, cero mesura, la violencia crece a diario pero no solo por culpa de aquellos que aman la vida fácil, sino también en cada uno de nosotros, “las personas honradas y trabajadoras”, que solo queremos llegar al trabajo.
¿La micro-violencia está justificada o es igual de condenable? ¿Quién debería de castigar estos actos? ¿Nuestas vidas se han vuelto una lucha contra todos y por todo? ¿El estrés domina nuestras vidas? ¿Podemos escapar a estos actos de micro-violencia?
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2 comentarios en “Ciudadanos al grito de ¡pelea!”