La organización social de los instintos sexuales convierte en tabúes como perversiones prácticamente todas sus manifestaciones que no sirven o preparan para la función procreativa.
Herbert Marcuse
Por Óscar Cuevas
Comúnmente se asocia a lo monstruoso con la irracionalidad. La pasión comanda mientras el blanco corcel reposa, pasta o trastabilla. La pérdida del juicio es el argumento asociado a los crímenes aberrantes. La dicotomía oscuridad-luz, locura-razón, pasión-juicio; ha configurado el quehacer social desde el Medioevo, sino es que antes, desde la Grecia que asociaba la existencia de la belleza interna.
Uno de los grandes pensadores de aquél tiempo, Platón en el Menón, arengaba a sus conciudadanos a dejar de lado el vicio y alimentar la virtud. Siglos más tarde, derivado de la clasificación de los temperamentos: flemático, colérico, sanguíneo y melancólico; se configura, por médicos como Galeno e Hipócrates, una dicotomía sano-enfermo, publicidad-privacidad; en donde lo “enfermo” se oculta a las miradas de la sociedad. Seguir leyendo
