Por Óscar Cuevas
La Asamblea Constituyente tuvo como reto principal el escapar a la historia, y es que, a lo largo del tiempo se han extendido varios intentos de configurar las relaciones entre gobernantes y gobernados a través de las constituciones. Aquellos proyectos políticos han estado siempre basados en las mejores intenciones y más avanzadas teorías. Inclusive, la Carta Magna de nuestro país está considerada como un instrumento legal de avanzada, como un orgullo legislativo.
A pesar de ello, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no ha podido garantizar por sí misma el cumplimiento de sus mandatos. Ingenuo sería pensar que así fuese. Y es que para que una Constitución funcione debe estar apoyada en un sinnúmero de mecanismos y procedimientos que sustenten las principales nociones que se derivan del fundamental instrumento. Seguir leyendo