Por Dr. Juan Pablo Aguirre Quezada
Las y los ciudadanos chilenos tienen una cita democrática frente a las urnas el próximo 16 de noviembre de 2025. En estos comicios, el electorado de aquel país andino votará para renovar la totalidad de la Cámara de Diputados, 23 senadoras y senadores (de un total de 50 que conforman su Cámara Alta); así como la primera vuelta presidencial. Cerca de 15.7 millones de personas electoras participarán en este ejercicio democrático.
Para la elección presidencial, el artículo 26 de la Constitución de Chile (1980) establece que el ganador de la elección será quien obtenga la mayoría absoluta en el número de votos. En caso de que ninguno de las y los candidatos obtenga la mitad más uno de los sufragios en estos comicios, la segunda vuelta se celebra el cuarto domingo posterior, únicamente con las dos candidaturas que mayor votación obtuvieron en la primera jornada.
La persona que sea electa será la responsable del Poder Ejecutivo de Chile para el período 2026 – 2030, y sucederá en el cargo al actual mandatario Gabriel Boric. Para dicho proceso democrático, son dos candidatas y seis candidatos los contendientes para obtener los votos que la ciudadanía depositen en las urnas: Jeannette Jara (Unidad por Chile); Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario); Franco Parisi (Partido de la Gente); José Antonio Kast (Partido Republicano); Evelyn Matthei (Chile grande y Unido); así como las opciones independientes de Marco Enríquez Ominami; Harold Mayne-Nicholls; y Eduardo Artés.
Por tanto, la decisión que tomen las y los ciudadanos chilenos mediante la emisión de sus votos permitirá la orientación de la administración pública nacional, así como la representación del Poder Legislativo en ambas Cámaras. Entre los desafíos que estos representantes populares deberán enfrentar y buscar soluciones están problemas de la educación pública, crecimiento económico, desigualdad económica y social, polarización política, entre otros.
Como parte de las campañas y brindar información a las y los electores, las y los ocho candidatos presidenciales participaron en un debate televisivo el pasado 10 de septiembre. Tanto antes como después se han presentado diferentes sondeos de opinión acerca de las preferencias ciudadanas, en los cuales se perfila una posible segunda vuelta electoral.
Históricamente, Chile es un país con una gran cultura democrática, con casi dos siglos de tradición. Si bien al inicio de su vida independiente eran los integrantes del Congreso quienes de forma indirecta elegían al titular del Poder Ejecutivo, el sistema electoral evolucionó a un padrón censatario, y hasta 1884 se realizaba mediante el voto masculino; y posteriormente en 1952 se incorporó el voto de las mujeres.
Después de la transición a la democracia, en Chile se han celebrado ocho elecciones presidenciales (1989, 1993, 1999-2000, 2005-2006, 2009-2010, 2013, 2017 y 2021). Por lo que las elecciones que se celebrarán en este año son parte de la continuidad que ha tenido el país andino para la elección de sus gobernantes mediante el voto, así como una destacada tasa de participación en la cita frente a las urnas.
Las y los ciudadanos chilenos tendrán la última palabra acerca del rumbo político que deberá tomar su país para el periodo 2026-2030. Después de la vuelta a la democracia, una de las características en la democracia chilena es que los gobiernos electos han tenido alternancias, sin mayores problemas sociales y con transiciones tersas, lo cual es un referente de la solidez de la administración pública nacional de aquel país.

