Por Charles Gnomosky
Si amamos la música de verdad, algo tenemos que hacer. Lo ocurrido el pasado fin de semana en el Parque Bicentenario de la CDMX en el festival de música AXE Ceremonia, en donde dos jóvenes fotoperiodistas perdieron la vida a causa de la caída de una estructura metálica es una muestra más de la cultura y acción de la corrupción y negligencia en México.
Este acontecimiento nos recuerda lo vulnerables que somos como público ante las grandes empresas de entretenimiento musical en México: no les importamos. Un festival de música, en donde lo último importante es la música.
¿Por qué el festival no paró inmediatamente? ¿Podría contralar todo el flujo de personas si se hubiera detenido el show? ¿De verdad les importó un poco lo acontecido? ¿No paró el evento para aminorar la responsabilidad ¿En qué momento se antepone las ganancias a la seguridad de los asistentes?
Malas prácticas en la producción fue el resultado de esta tragedia. Protección Civil y la propia delegación Miguel Hidalgo echándose la bolita. Los organizadores sin alguna responsabilidad hasta el momento, jugando la vida de miles de asistentes.
Indignación y tristeza por parte de los que nos dedicamos directa o indirectamente a la tarea de la comunicación e información. Nadie tiene que morir haciendo su trabajo, haciendo lo que le gusta y ama.
Todo esto, muestra al trabajo cultural menospreciado y precarizado, sin salario, ni prestaciones. El presente y futuro laboral de muchos jóvenes: trabajar sin pago, con la promesa de experiencia y la construcción de sus sueños está nublada por intereses económicos. A estos dos jóvenes los mató la negligencia y la avaricia.
Un capitalismo voraz y una industria obscena con ganancias desmedidas, en donde hay un aumento en los precios de los boletos cada año, pero, sin una mejora en la seguridad en los eventos. No sólo hay que reflexionar, sino tomar acciones. ¿Cuántos están dispuestos a tener esta discusión?
Una tragedia que puede quedar en el olvido. Sino abrimos poco a poco los ojos como consumidores y asistentes de la industria de entretenimiento musical en México nada cambiará. Berenice y Miguel Ángel no tuvieron que morir. No, el show no siempre debe de continuar.

