El fenómeno de la arrogancia adquirida a través del estatus automovilístico y la apabullante falta de cultura vial de los conductores son uno más de los síntomas de nuestra descomposición social. Recuerdo una anécdota que contaba una querida amiga que visitó Medellín, Colombia, sobre como un trailer enorme se dio una vuelta prohibida, subiéndose al camellón, y casi atropella a una viejita, cosa muy normal entonces, según contaban.
ORBITA POLÍTICA CONSULTORÍA INTEGRAL
Por Pablo Manrique
Hace un rato que me siento asfixiado en la Ciudad de México. De niño, me gustaban las calles por su profundidad y olor a pasto. En ocasiones, desde la azotea, observaba una calle desierta por algunos minutos. Ahora, mi ciudad se ha convertido en una trinchera, llena de empleados, oficinistas, secretarias, maestros, vendedores y desempleados.
Todos luchando por subirse a los vagones del metro para llegar a tiempo a ningún lugar. La Ciudad de México, gracias a las corruptelas y pésimas planeaciones , se ha convertido en una bomba de tiempo.
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Un comentario en “Hacia La Guerrilla Peatonal”