Por Dr. JP Aguirre Quezada
Una de las figuras políticas emblemáticas de América Latina en los últimos años fue José Mujica, político uruguayo que se desempeño como presidente de su país entre 2010 a 2015. Persona de cualidades filosóficas y un ejemplo de austeridad, supo guiar tanto a la sociedad de dicha nación sudamericana como a las y los líderes latinoamericanos a reflexionar en la responsabilidad social de los cargos públicos, con una comunicación muy elocuente y que atraía expresiones de simpatía, aunque también algunas críticas.
Pepe Mujica, supo desempeñar la presidencia de Uruguay mediante acciones que permitieron un crecimiento social de la población, estabilidad económica, mejoras en la precepción de la transparencia y combate a la corrupción, educación con mayor calidad, acceso a la vivienda, entre otros. No obstante, también se implementaron medidas controvertidas, como pudo ser la legalización de la marihuana como una forma de incidir en la seguridad pública.
La imagen de Mujica como político de dialogo va acompañada con saber escuchar y proponer soluciones. Ejemplo de ello fue impulsar el reconocimiento de las responsabilidades del Estado uruguayo en materia de violación a derechos humanos en la época de la dictadura de los años sesenta a ochentas. Cabe destacar que Pepe Mujica fue miembro del Movimiento de Liberación Nacional, situación que lo llevó a enfrentamientos con la dictadura, en la cual fue herido y pasó 15 años en condiciones de preso político.
Son embargo, Mujica supo aportar sus ideas en el marco de la restauración de la democracia, al fundar y dirigir la fuerza política del Frente Amplio, y ocupar cargos como Representante Nacional; Senador de la República; Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca; y posteriormente la Presidencia de su país. Siempre mostrando sencillez y austeridad en sus actos, trasladándose en su emblemático Volkswagen sedán.
Mujica sobresalió como líder en Latinoamérica en una época en la que hubo un crecimiento de las fuerzas políticas en estos países, compartiendo distintos foros con figuras como Lula da Silva de Brasil, Hugo Chávez de Venezuela, Rafael Correa de Ecuador, Cristina Fernández y Néstor Kirchner de Argentina, entre otros. Siempre mostró ideas para corregir y fortalecer las relaciones entre los países.
Si bien en los últimos años tuvo que enfrentar enfermedades crónicas que mermaron sus apariciones públicas, a la edad de 85 años regresó a ocupar un escaño en la Cámara Alta de Uruguay, en la que se desempeñó como presidente del Senado, lo cual también representó su última actividad política, ya que anunció su retiro de estas actividades en octubre de 2020, heredando un legado de aprendizaje político para propios y extraños, tanto colegas como opositores políticos al interior de su país, y un referente ideológico para América Latina.
Alejado de las actividades políticas, Pepe Mujica fue también un símbolo de la defensa de la democracia, lo que hizo destacar a Uruguay como uno de los países en que este sistema fue uno de los más consolidados a escala mundial. Su legado también incluyen ideales para el buen gobierno y lecciones que permitieron la reducción de la pobreza, defensa de los derechos humanos y una sociedad uruguaya con mejor calidad de vida.

