Por Mtro. Óscar Cuevas
El segundo #DebatePresidencial mejoró en relación con el primer ejercicio. Sin embargo, las candidaturas presidenciales privilegiaron el pugilismo a la explicación de sus propuestas. En este texto revisamos los aciertos y las pifias de las candidaturas presidenciales durante el segundo debate a la Presidencia de la República.
Una de las principales preguntas después de un ejercicio como el que seguimos por televisión el día de ayer es, quién ganó el debate. Tal vez, este cuestionamiento debería ser cambiado por quién dio más propuestas. En un debate, las candidaturas deben construir un relato basado en sus propuestas y comunicar de manera clara y contundente por qué son la mejor opción para ocupar el máximo cargo de representación popular.
Xóchitl Gálvez mejoró. Fue la candidata que mejor manejó el tiempo de intervención. Dirigió sus participaciones a tres grupos principales: la clase media, el movimiento territorial de la coalición y los morenistas decepcionados. Xóchitl volvió a ser Xóchitl. En su irreverencia política, señaló a la candidata oficialista de ser la narcocandidata, tildó a Morena de ser un narcopartido y expuso los supuestos actos de corrupción de Claudia Sheinbaum. El mensaje que más dolió a la candidata del oficialismo es el que cuestiona su honestidad y el profesionalismo de su quehacer académico. Dos narrativas que podrían ganar fuerza en la conversación pública.
Claudia Sheinbaum sigue sin ser Claudia Sheinbaum. Respondió a las críticas de López Obrador y a los rayuelazos retomando los supuestos logros del gobierno federal. Su proceder reactiva el debate sobre el nivel de independencia que tendrá la candidata en su gestión como Presidenta de México. Su tono y manera son también una copia del modo de hablar de López. Sheinbaum se aleja de sus principales atributos: una funcionaria pública con preparación especializada. Coloca en su lugar a una vocera wannabe López.
Sheinbaum le habló a López Obrador. También al movimiento territorial del partido, a los liderazgos estatales y a quienes reciben los programas sociales. La almohadilla priandilla inmobiliaria se colocó rápidamente como tendencia en redes. Aunque es probable que la coalición oficialista haya operado con bots para alcanzar esta tendencia, se debe reconocer que el fraseo es atractivo y es probable que se recuerde por parte de la ciudadanía que vio el debate. Pese a ello, no logró atizar un buen golpe a la candidata de la oposición.
Finalmente, Álvarez Máynez también mejoró, dejó de lado el humor y se enfocó en dar propuestas. Sus ataques tuvieron como principal objetivo a Xóchitl Gálvez. Este proceder renueva la idea de que MC está en la contienda presidencial para quitarle votos a la candidata de la oposición. Sin embargo, también puso en duda la honestidad morenista y la probidad de la candidata del oficialismo. Fue el único que habló de la necesidad de una reforma fiscal. Máynez le habló a las juventudes. Sus propuestas son claramente más progresistas y retoma mucha de las preocupaciones de la ciudadanía menos entrada en años.
Los temas ausentes en el segundo debate fueron los pre-criterios económicos, la relación de México y Estados Unidos y la necesidad de crear un marco legal para regular el uso de inteligencia artificial en nuestro país. Las propuestas de las tres candidaturas coinciden en temas como energías limpias, la relocalización como impulso de las inversiones y la economía, y la necesidad de garantizar el derecho al agua. Nada nuevo bajo el sol.
Termino respondiendo al cuestionamiento inicial. Xóchitl Gálvez fue la clara ganadora del segundo debate. Dos de dos. Sin embargo, esto no le garantiza que logre la victoria el próximo 02 de junio. Claudia Sheinbaum mantiene la ventaja, pero si apuesta por la imitación y la tibieza, podría llevarse un resultado menos favorable que el esperado. Máynez seguirá con su campaña testimonial. Cobrará relevancia cuando anuncie su declinación. Ahí podría estar el triunfo contundente de Morena o la posibilidad de que la oposición recupere el equilibrio en el Congreso.
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