Mario Vargas Llosa, entre la Literatura y la Política

Por JP Aguirre Quezada

En el presente texto, JP Aguirre nos habla de las aportaciones políticas y culturales del escritor peruano Mario Vargas Llosa.

El reconocido escritor peruano Mario Vargas Llosa, fallecido el 13 de abril de 2025 en Lima, dejó un legado literario y político que marcó profundamente el panorama cultural hispanoamericano del siglo XX y principios del XXI. A lo largo de seis décadas, Vargas Llosa desarrolló una prolífica carrera literaria que abarcó novelas, cuentos, ensayos, obras teatrales y artículos periodísticos.

Su primera obra, La ciudad y los perros, fue escrita entre Madrid y París. En ella retrató crudamente la violencia en el colegio militar Leoncio Prado donde él mismo estudió en su adolescencia. Esta obra, galardonada con el premio Biblioteca Breve de Seix Barral, sorprendió al mundo literario por su técnica narrativa, que incluía diversos puntos de vista, humor negro y un lenguaje crudo que contrastaba con el costumbrismo regionalista dominante en la literatura latinoamericana de la época. Su publicación contribuyó significativamente al nacimiento del «boom» latinoamericano.

Otras de sus obras fueron La casa verde, Conversación en la Catedral, La guerra del fin del mundo, El sueño del Celta, y su clásico La fiesta del Chivo; que le valieron importantes distinciones como el Premio Nobel de Literatura (2010); Premio Miguel de Cervantes; Premio Príncipe de Asturias de las Letras; Comendador de la Orden de las Artes y las Letras de Francia; Insignia de la Orden del Águila Azteca de México. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, consolidando su prestigio internacional como uno de los escritores más importantes en lengua española.

En México dejó una huella profunda con su pensamiento político, al señalar en un programa televisivo en 1990 que en nuestro país era una dictadura perfecta en comparación con este tipo de gobiernos autoritarios que habían existido en América Latina durante el siglo XX. En un panel en que también se encontraba Octavio Paz y Enrique Krauze, el intelectual peruano refería que en México no existía una dictadura de un hombre, sino de un partido político.

Políticamente identificado con la libertad popular, el escritor tuvo diferentes posicionamientos respecto a hechos gubernamentales y sociales, lo que le valió la crítica por parte de diferentes sectores, tal y como sucedió con la revolución cubana, en la que si bien mostró cierta simpatía con Fidel Castro, en las últimas décadas realizó diferentes comentarios en contra de los gobiernos de izquierda de América Latina. Hombre de su época, protestó ante las medidas en contra de la libertad de expresión realizadas por Fidel Castro, lo cual lo aleja de la izquierda; y que al final de sus días lo llevó a ser críticos de gobiernos como los argentinos Néstor y Cristina Kirchner; Petro de Colombia; López Obrador de México; Boric de Chile; dejando siempre en claro que su pensamiento era liberal.

La faceta política de Vargas Llosa alcanzó su punto culminante con su candidatura presidencial en las elecciones peruanas de 1990. Representando al Frente Democrático (FREDEMO), obtuvo el 32.57% de los votos válidos en la primera vuelta electoral celebrada el 8 de abril. En la segunda vuelta, enfrentó a Alberto Fujimori, un candidato que había comenzado la campaña con apenas un 1% de apoyo en las encuestas. A pesar de contar con el respaldo de importantes figuras como el alcalde Ricardo Belmont y medios influyentes como el diario Expreso y Panamericana Televisión, Vargas Llosa fue derrotado contundentemente por Fujimori, quien obtuvo el 62.32% de los votos válidos en los comicios del 10 de junio de 1990.

Su activismo político no cesó tras esta derrota electoral. En las elecciones de 2011, apoyó inicialmente a Alejandro Toledo y, posteriormente, a Ollanta Humala para impedir lo que él consideraba «el retorno de la dictadura» en clara referencia a la candidatura de Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori. Este posicionamiento le llevó incluso a romper relaciones con el diario El Comercio, que publicaba su columna «Piedra de Toque», acusándolo de convertirse en «una máquina propagandística de Keiko Fujimori».

Años después, en 2016, respaldó la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski, aunque posteriormente criticó duramente su decisión de indultar a Alberto Fujimori, calificándola como una «traición» que permitiría «que el fujimorismo haga de las suyas».

Vargas Llosa también interactúo con una generación de periodistas e intelectuales a lo largo de su prolífera vida, lo cual propagó sus ideas en medios de comunicación y redes sociales. El poeta se convirtió en un referente de las ideas en torno a la libertad y la democracia latinoamericana. Con su deceso, la humanidad pierde a uno de los pensadores más destacados de la región, así como quizás el último gran poeta del siglo XX, continuador de la estirpe de ganadores del premio nobel de literatura de la lengua española. Como anécdota quedará aquel desencuentro con Gabriel García Márquez en México durante 1976, del puñetazo que marcó el distanciamiento entre ambos titanes literarios.

Mario Vargas Llosa representa el paradigma del escritor total: creador de ficciones memorables, ensayista riguroso, periodista incisivo y figura pública comprometida con los valores democráticos. Su vida, discurrida entre Perú y España (país del que también adquirió la nacionalidad en 1993), simboliza el puente cultural entre ambas orillas del Atlántico.

Su controvertida participación en la política peruana, particularmente su candidatura presidencial en 1990 y sus posicionamientos en elecciones posteriores, revelan a un intelectual que nunca renunció a trasladar sus convicciones del plano teórico al práctico, asumiendo los riesgos que ello implicaba. A pocos días de su partida, el legado de Vargas Llosa sigue vivo en sus obras, que continúan interpelando a nuevas generaciones de lectores y confirmando su lugar privilegiado en el canon de la literatura universal.

Puntuación: 4 de 5.

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