Constitución Moral, ¿autoritarismo?

Por Óscar Cuevas

AMLO ha sido siempre un personaje polémico, lo han tildado desde dictador hasta salvador de México en sus varias intentonas presidenciales. Las pasadas elecciones le dieron el triunfo y el gran temor es personalizar el ogro filantrópico paciano desde la izquierda. Una de las propuestas polémicas es la Constitución Moral, anunciada por el entonces candidato presidencial.

¿Qué es esto? ¿Por qué la necesitamos? ¿Cuál sería su objetivo? ¿Y sus riesgos?

Te invito a continuar leyendo y a dejarme en los comentarios, cuál es tu opinión sobre este proyecto basado en Alfonso Reyes.

“El simulador pretende ser lo que no es.

Su actividad reclama una constante improvisación,

un ir hacia adelante siempre, entre arenas movedizas.”

Octavio Paz

La victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las pasadas elecciones era previsible, si se tomaban en cuenta las encuestas y si se consideraba la política de alianzas que estaba realizando el candidato presidencial de la Coalición Juntos Haremos Historia, integrada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES).  Ya en otro lugar he analizado por qué la campaña del ahora presidente electo fue mucho mejor realizada que las anteriores.

AMLO ha sido el presidente con mayor cantidad de votos a su favor y esto no le ha sentado bien ni al Partido Revolucionario Institucional (PRI), ni al Partido Acción Nacional (PAN), ni mucho menos al Partido de la Revolución Democrática (PRD); pues les ha colocado en una franca desventaja en cuanto a la cuota de poder y de dinero que recibirán en los próximos seis años.

Esto, aunado a la posible formación de nuevos partidos, como el que se dice integrarán la ex candidata independiente a la Presidencia de la República, Margarita Zavala y el otrora Presidente de México, Felipe Calderón; o el rumor que coloca a la Maestra Gordillo como la principal artífice de la fundación de otro partido político; más la posible refundación de Encuentro Social, si es que se oficializa en Diciembre la pérdida de registro, como debiera ser si se actúa conforme a derecho; además de los posibles nuevos rostros políticos, como Vamos Juntos y otros frentes políticos que podrían estar jugando en 2020; coloca al sistema de partidos en una atomización brutal.

La victoria de AMLO en las pasadas elecciones tiene a una buena parte de la población mexicana con el “Jesús en la boca”. Ya que algunos medios de información, tanto nacionales como internacionales, se han dedicado a realizar comparaciones, a mi juicio, sin sustento, entre el próximo presidente mexicano y Donald Trump, o entre el líder de Morena y el Presidente Venezolano Nicolás Maduro o el expresidente de esta misma nación, Hugo Chávez.

Tampoco es que AMLO tenga un carácter conciliador, incluso se ha tachado a Morena de ser un movimiento populista, en el sentido otorgado por Dorna (2003) “una cierta idea del proceso populista se construye en torno a tres índices sociológicos: la necesidad de integración social, los avances de modernización y los residuos nacionalistas.”

Así, se ha tachado a AMLO de ser un candidato populista carismático, que usa un lenguaje poco certero para sumar adeptos y, al mismo tiempo, construye a un enemigo en común pero inexacto: “La Mafia del Poder”. Sumado a esto, AMLO ha tenido ciertos eventos desafortunados que han dejado ver su lado autoritario e intolerante y su poco respeto a las instituciones. Recordemos su plantón, que varios negocios de la zona pagaron con su banca rota.

Pareciera ser que Morena no está dispuesta a negociar ni a dialogar con las otras fuerzas políticas, ni en el Senado ni en San Lázaro. Una de las evidencias fue la consulta del aeropuerto, en donde no se respetaron ni las formas ni los fondos. Por si fuera poco, ya se tiene en mente otra consulta sobre el famoso Tren Maya, de nuevo, haciendo caso omiso a las voces opositoras, tanto en ambas cámaras, como de algunas de las comunidades indígenas que han manifestado su franca oposición en días recientes.

Otra de las imposiciones de AMLO es poner a Paco Ignacio Taibo II al frente del Fondo de Cultura Económico (FCE) cuando el escritor no cumple con los requisitos para hacerlo. ¿Cuál es la diferencia entre esto y lo realizado por Enrique Peña Nieto al designar a Virgilio Andrade para investigar el escándalo de la Casa Blanca? ¿No hablamos en ambos casos de compadrazgo?

Es justo el carácter autoritario y déspota de AMLO el que pone en tela de juicio la construcción de una Constitución Moral, anunciada por el candidato el 20 de febrero de 2018, en la toma de protesta como candidato de Encuentro Social. Me parece obvio que en un país en donde son asesinadas sus ciudadanas sin tener ningún tipo de consecuencia, donde se deja libre a funcionarios públicos y gobernadores que roban cantidades exorbitantes al erario, donde desaparecen estudiantes por órdenes de un alcalde, donde se abusa sexualmente de pequeños por parte de funcionarios de la iglesia católica, es necesaria una Constitución Moral.

La problemática radica en quiénes harán dicha Constitución y qué se entiende por Moral. El problema de México no son nuestras leyes, sino su aplicación. Es evidente que debemos empezar estableciendo una paz vital que arrebate al principio político la soberanía sobre lo social. Este primer objetivo no puede alcanzarse mediante artes de organización política, sino sólo mediante una fuerte voluntad de los pueblos de explotar y administrar conjuntamente el planeta Tierra. (Buber. 1998 re.)

Como lo menciona Jesús Ramírez Cuevas, Coordinador de Comunicación del Presidente Electo, en el video Constitución Moral, publicado el 15 de noviembre de 2018 en Youtube, México necesita un cambio de valores y de prácticas. También coincido cuando menciona que necesitamos revalorizar el bien común y ser recíprocos. ¿Esto lo lograremos con la publicación de un documento? Nadie podría estar en desacuerdo con lo dicho por Verónica Velasco, Cofundadora de la Productora Argos, en el mismo contenido digital. En México pareciera que se practican y se premian antivalores como la corrupción, la mentira, el egoísmo.

Sin embargo, sí estoy en franco desacuerdo con lo dicho por José Agustín Ortiz Pinchetti, si lo que se va a realizar no es un instrumento jurídico, ¿por qué llamarlo Constitución Moral? Si no será un documento obligatorio, ¿Cuál es el sentido de su hechura? ¿Qué objetivo persigue dicho documento?

Ortiz Pinchetti afirma que la Constitución Moral será un vuelco de los valores espirituales y morales. ¿Hacia dónde? El ex Diputado Federal de la LIX Legislatura del Congreso de la Unión de México, menciona que el punto de arranque de dicha constitución es la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, realizada en 1944; de ser así, ¿en dónde está el vuelco de valores si se parte de un documento anterior? ¿Somos la misma sociedad que en 1944? ¿Caeríamos en un conservadurismo moral?

De acuerdo con Ortiz Pinchetti, Coordinador de la Constitución Moral, debemos entender este documento, como un conjunto de consejos, de observaciones respecto de la conducta colectiva e individual, como una orientación. Según el Coordinador, la Constitución Moral indicaría el camino para ser mejores y que pasa por ciertos ejes.

¿Estaríamos frente a un determinismo ético y moral? ¿Es tarea de un Gabinete decirle a la ciudadanía cuáles son los ejes que llevan a la felicidad? En este sentido Ortiz Pinchetti comentó en una entrevista para Milenio Diario, que el proyecto no busca imponer comportamientos, solamente será una actualización de la Carta Moral de Reyes y no se hará una consulta general a la población.

Aquí nos enfrentaríamos a la vieja discusión sobre la razón ético-objetiva, es decir “la de aportar la justificación racional (demostración) de la validez objetiva – lo que significa, la universalidad — de un principio o una ley moral fundamental, o determinados principios o determinadas normas morales como universalmente válidos, es decir, que poseen carácter realmente vinculante, que es o son realmente obligatorios para todos los seres humanos. (Rojas Hernández. 2011)

Es decir, los encargados de la redacción de la Constitución Moral no están realizando un documento guía de cómo se sugiere que debemos comportarnos, de hacerlo así, caeríamos en un relativismo moral-cultural, pues el relativismo moral sostiene que no existen criterios teóricos y prácticos universales (objetivos) y/o que es imposible demostrarlos como tales.

Más específicamente, el relativismo moral sostiene que

  1. No hay criterios o estándares de evaluación cognoscitiva y moral absolutos, universales;
  2. La validez de esos criterios, principios o estándares es siempre relativa a contextos sociocuturales determinados, particulares; por consiguiente, carecen de validez fuera del sistema particular de creencias, normas, valores e instituciones.
  3. Las pretensiones de conocimiento y evaluación moral deben hacerse siempre desde, o tomando como base, el marco conceptual, el contexto histórico, sociocultural, de que parte o al que pertenece quien juzga normativamente o quien actúa;
  4. Por lo tanto, se afirma también como expresión del relativismo radical, cualquier sistema de creencias y normas es tan bueno o igualmente válido como cualquier otro. (Rojas Hernández. 2011)

En este sentido, la Constitución Moral debe partir de que la ética y su praxis, la moral; son argumentables y demostrables desde la razón objetiva, es decir, universal; y, en este sentido, ¿es necesario recordarles a los ciudadanos cómo debemos comportarnos? ¿No sabemos los ciudadanos mexicanos cómo tender hacia la virtud, como decía Platón? Y si se responde de manera afirmativa a las pasadas interrogantes, ¿no estaríamos regresando a la concepción setentera de los ciudadanos como niños que necesitan guía y tutela por parte del Estado para poder decidir correctamente? ¿Se corre el riesgo de que dicha tutela del Estado invada las decisiones privadas de los ciudadanos?

AMLO ha dicho que solo siendo buenos podemos ser felices, muy aristotélico, muy platónico. Aquí cabría preguntarnos, ¿qué es ser bueno? Primero que nada, debemos recordar que, para los griegos, en específico, para Aristóteles, virtud o areté quiere decir, toda una excelencia o perfección en general, que de algún modo es valiosa, y contribuye, por ende, a plasmar un tipo mejor de humanidad. Es decir, las cualidades éticas y estéticas, físicas y espirituales, andan así en un consorcio más o menos indiscriminado.

Aquí debemos poner atención, ya que las viejas nociones son siempre resultado de su tiempo. Debemos entonces analizar cuáles han sido las características contingentes que nos llevaron a este punto, es decir, ¿cuáles fueron las condiciones sociales, económicas, políticas y morales que devinieron en la aparición de los antivalores como narrativas que sustentan el éxito dentro de la sociedad mexicana?

Lipovetski, retomando a Robert Reich, da en el clavo: lo que ha pasado en nuestras sociedades posmodernas y poséticas, es “la aparición de una nueva “clase angustiada”, privada de toda seguridad en el trabajo y compuesta por infinidad de individuos “prescindibles” y con contrato temporal que viven una cruel experiencia de fracaso personal, amargados y avergonzados de sí mismos.” (Lipovetski. 2016)

Esta nueva especie de ciudadanía ligera se opone a los grandes compromisos universales de la vieja ética, la razón objetiva de la moral ha dado paso a una especie de moral hecha a la medida, donde los ciudadanos seleccionan y se preocupan por aquellos temas que los afectan directamente. La barrera del otro, crea el espejismo de distanciamiento social, fundamentado en las cuentas bancarias, en la pigmentocracia y en los apellidos de abolengo.

Mi “yoedad” no encuentra ecos en las otredades, pues, al ser un ciudadano narcisista posético y líquido, no puedo valorar en otros lo que me haría igual a ellos, pues eso significaría una pérdida de mi identidad única, dentro de una sociedad que banaliza los valores y promueve el cambio, lo ligero y el éxito como distintivo del rebaño de losers.

Lo problemático de la redacción de una Constitución Moral por parte de un Gabinete que es repudiado por la mitad del país es que se corre el riesgo de que la sociedad mexicana rechace determinados valores, por ser definitorios de los otros, los chairos y como consecuencia, tener una reacción a dicha Constitución por parte de los fifís.

Una sociedad que está tan dividida, como la mexicana, necesita, con urgencia, la creación de una Constitución Moral. Sin embargo, dicho documento no debe hacerse desde un lugar específico ni con una ideología orientadora. Lo problemático está en que la voluntad de un Gabinete o un partido político específico sea nombrada como la Constitución Moral de una nación. Es decir, de hacerse la Constitución Moral, estaríamos ante un reto mayúsculo, en donde nos obligaríamos a pensarnos desde lo mexicano para encontrar nuestra universalidad.

Debemos entonces, escuchar nuestra pluralidad para encontrar los valores que hemos perdido a lo largo de estos años. Y, sobre todo, debemos tomar en cuenta que “el futuro de la humanidad depende de que caigamos en cuenta de que la moralidad empieza precisamente ahí donde termina la búsqueda del propio provecho.” (Miranda en Rojas Hernández. 2011)

Y, desafortunadamente, las administraciones presidenciales en México se alejan mucho de este escenario ideal. Por lo que la Consitución Moral no debería ser redactada ni por un partido político específico ni por un Gabinete sin intervención de sectores fundamentales de nuestra sociedad, como el académico, el filosófico o los grupos en situación de vulnerabilidad; por mencionar solamente algunos de los ciudadanos miembros de esto que llamamos México.

@CuevasO33

Bibliografía

  • Aristóteles. (1989) Ética Nicomaquea. México. Porrúa. Reimpresión.
  • Buber, Martín. (1998) Caminos de Utopía. México. Fondo de Cultura Económica. Reimpresión.
  • Dorna, Alexander (2008) Crisis de la democracia y liderazgo carismático. México. Ediciones Coyoacán.
  • Rojas Hernández, Mario (2011) La razón ético-objetiva y los problemas morles del presente. Crítica ético-racional del relativismo moral-cultural. México. Ítaca.
  • Lipovetsky, Gilles. (2016) De la Ligereza. Anagrama

Fuentes digitales.

También puedes revisar:

http://bit.ly/MariguanaMex

http://bit.ly/ConsumoYDesperdicio

http://bit.ly/CaravanaMigrante

Los comentarios y opiniones vertidos en Órbita Política son responsabilidad del autor, no representan una consultoría, asesoría o prestación de servicios de ninguna índole. 

9 comentarios en “Constitución Moral, ¿autoritarismo?

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s